Nueva semana, nuevo emergente. Desde Barcelona llega la propuesta de Dos Islas: pop intimista de luces y sombras. Como la vida misma.
Ahora que el anuncio de la Lotería de Navidad regresa como El Almendro, es una buena época para hablar de las casualidades, el destino, el azar y todo sustantivo o adjetivo que califique ese momento de (en ocasiones) suerte en el que nos tropezamos con personas, lugares y momentos que nos cambiarán la vida en diferentes grados. Justo lo que ocurrió con Dos Islas.
El cuarteto barcelonés llegó de repente, en una búsqueda informal con la atención puesta en tropecientas pestañas. Una escucha rutinaria de la que no esperaba encontrar gran cosa… y se hizo la magia. «El centro» me teletransportó a una realidad paralela, tan hipnótica como introspectiva, de la que no quería escapar. La página en SoundCloud (ahora huérfana) de Dos Islas me permitió conocer cuatro puertas más en las que encontrar otros mundos y un punto de partida desde el que seguirles la pista. Y las novedades no han podido ser mejores.
Hace unos días publicaron su primer disco bajo el íntimo nombre de Encuentros en el que nos ofrecen diez cortes desde los que conocer su propuesta: pop intimista creada desde cuatro mentes y ocho brazos que vienen de aquí y de allá y que juega con las luces y las sombras de las relaciones personales y el (no) conocimiento de uno mismo. La luz y la sombra. La alegría y la tristeza. Esas Dos Islas conjuntas que, sin embargo, nunca llegan a encontrarse.