Luis Brea: «Los músicos hacemos esto para no trabajar en una oficina»

Luis Brea: «Los músicos hacemos esto para no trabajar en una oficina»

Hablamos con Luis Brea sobre su último álbum, la brecha entre discos de vinilo y formatos digitales, su educación musical y la carga administrativa que supone ser músico hoy.

Fotografía: Almudena Ávila

El éxito de Luis Brea ha ido en aumento con cada nuevo disco publicado, ¿cuando se deja de ser un artista emergente? ¿En qué punto crees encontrarte ahora?
«Usted se encuentra aquí», ¿no? [risas]. Es difícil, cada artista tiene su proceso y encuentra su camino. Yo sigo haciendo el mío y no me considero un artista emergente porque llevo tiempo en esto pero continúo descubriendo nuevos espacios. Imagino que una línea divisoria muy importante es poder dedicarte a ello profesionalmente en el sentido más estricto de la palabra, poder vivir de la música.

Tu banda ha tenido al menos dos encarnaciones: el trío de los comienzos y el cuarteto actual. ¿Esta evolución es fruto de la necesidad o de la voluntad?
Las dos cosas. Pero sí surgió de mi necesidad de cambiar, después de tocar en festivales note que al trío le faltaba algo de presión sonora. Me retiré un año para componer el segundo disco y pensar hacia donde me quería dirigir y las cosas que quería hacer: entre ellas estaba cambiar la formación y que tuviera una estructura a lo mejor más clásica, pero que a mí me sirviera para canalizar todo lo que quería contar.

No hay cambios radicales en el sonido pero hace unas semanas os pudimos ver en Oh! My LOL y la banda suena muy compacta al interpretar las nuevas canciones.
El sonido es resultado de tocar mucho los cuatro y muestra cómo somos en directo. La creación de Usted se encuentra aquí fue totalmente garajera, primero nos metimos en el local y después fuimos al estudio. Tuvimos cinco o seis meses para preparar las canciones, llevar ruiditos… Llegamos a los Estudios Reno con los deberes hechos y simplemente tuvimos que imprimir un ritmo sano de grabación. Luis Brea y el Miedo se preparó en once días y algunas cosas solo las habíamos tocado dos veces antes de entrar a grabar.

Luis Brea - Fotografía: Almudena Ávila
Luis Brea – Fotografía: Almudena Ávila

Este disco es un poco retrospectivo, tiene todavía ecos del pasado.

Me ha llamado mucho la atención la presencia de algunos de los elementos más experimentales de tu nuevo disco, como el vocoder empleado en «Perfecto». ¿La experimentación sonora es importante para ti?
Es algo muy divertido, pero un estudio de calidad sale caro. El primer EP fue experimentación total y lo pasamos muy bien, una de las canciones es una rumba, otra es trip hop… a veces echo de menos eso, el formato clásico nos ha limitado en ese sentido. Aquí nos hemos permitido un espacio para ello pero en el próximo álbum me gustaría darle aún más espacio a ese niño interior que prueba cosas y se divierte. Luis Brea y el miedo quedó un poco clásico, me hubieran gustado más ruiditos. En cuanto a «Perfecto», hicimos experimentos con ella hace tiempo y la hemos recuperado ahora. Este disco es un poco retrospectivo, tiene todavía ecos del pasado. «Habanera» es de la época de «Dicen por ahí» pero me apetecía recuperarla. «Perfecto» es de la misma época que «Más de veinte», igual que «Manuel Rodriguez». Me he vaciado: todo lo que tenía pendiente y lo que quería contar ahora lo hemos contado en este disco. Ahora estoy intentando plantar otra vez semillitas para el futuro pero lo he dado todo en este.

Editaste tu primer disco en Marxophone, el segundo fue financiado mediante crowdfunding y este tercero también ha sido autoeditado, con Altafonte encargándose de la distribución. ¿Hay alguna razón tras estas decisiones? ¿Hasta qué punto os preocupáis del aspecto empresarial?
Es donde nos han llevado los acontecimientos, no estoy cerrado a firmar con una discográfica potente. Aparte de tu trabajo dependes de un equipo, de manera similar a lo que ocurre en el cine, y llega el momento en el que si quieres dedicarte a esto tienes que prestarle atencion a la parte empresarial o tener la suerte de poder pagar a alguien para que lo haga, porque si sales de gira y vuelves a casa de resaca y sin un pavo… [risas] Si quieres profesionalizarte tienes que tener en cuenta el contexto en el que desarrollas tu carrera, porque si ganas más dinero puedes dedicarle más tiempo, más esfuerzo y más cariño. Pero yo ahora me estoy poniendo las pilas con todo esto, estoy con mis facturas y de repente me doy cuenta de que han pasado tres días y no he tocado. Tampoco se puede ser administrativo antes que músico, el ámbito administrativo está muy alejado del creativo y los músicos hacemos esto para no trabajar en una oficina, no solo para ligar. Es importante hacerte a la idea de que algo de oficina y algo de Excel tiene que haber porque esta es una profesión muy dura y, si no te llevas un duro, te cansaras pronto.
Volviendo a lo creativo, siempre se habla de costumbrismo al analizar tus letras. ¿Hallas inspiración en la cotidianidad y tus propias experiencias?
Hay cosas autobiográficas y para contar historias me fijo en determinados patrones. Me gusta fijarme en lo que tengo a la vista, en ocasiones puedo ser demasiado explícito pero me gusta ir a matices en los que podamos reconocernos todos. Ese día a día, esa cotidianidad forma un continuo emocional donde encuentras referencias, desde el baño de un bar hasta el metro cuando vas a trabajar por la mañana. Me gusta coger esos detalles y limarlos para contar una historia.

Y ese aspecto narrativo es lo más característico de tus letras.
Estoy probando cosas nuevas como ser un poco más simbólico y utilizar otro tipo de imágenes para ver qué tal me va porque me aburro un poco de mí mismo. Pero siempre me sale el contar una historia con detalles cercanos donde nos encontremos todos y ahí es donde creo que puedo contactar con el otro.

Las referencias musicales que encontramos en tus canciones son extensas e incluyen a Nirvana, Mötley Crüe, Polanski y el Ardor, Los Planetas, Juan Pardo y Rocío Jurado. ¿Cuál es tu trasfondo musical?
No tengo límites, me muevo por mi gusto personal. Yo he nacido en Alcorcón, un barrio obrero del sur de Madrid, y me crié en lo que se podría denominar «el rollo», heredado de grupos como Topo y Leño y que venía a ser un poco lo contrario de la movida madrileña. Pero mi padre tenía una formación musical clásica y me apuntaron a piano, yo lo odiaba profundamente. Y de repente me encontré con toda esa música, sobre todo heavy y thrash metal. Yo empecé a tomarme la música en serio a partir de ahí aunque tampoco me he sentido heavy: tenía el pelo largo e iba a Canciller pero no me sentía identificado con la tribu. Y fueron pasando cosas, llegaron el grunge, el britpop… en fin, siempre me he renovado musicalmente. Si algo me mola, me lo compro y si no, lo desecho, independientemente de donde venga. Ahora es más fácil hacer eso, aprietas un botón y decides si te gusta o o no, mientras que antes tenías que comprarte un vinilo y reconocer que no te gustaba después de gastarte dos mil pesetas llevaba más tiempo [risas].

Luis Brea - Fotografía: Almudena Ávila
Luis Brea – Fotografía: Almudena Ávila

Con una pantalla se pierde profundidad, es otra cosa cuando ves realmente a alguien.

¿Cómo es ese proceso ahora?
Todo el proceso social que se vive a la hora de comprar el vinilo se pierde con una plataforma digital. O a lo mejor simplemente cambia, porque en las plataformas digitales también se comparte, aunque no estás delante de la persona con quien compartes la música, no hueles su perfume, no ves su flequillo, sus manos, su emoción. Estamos perdiendo el contacto físico con las otras personas. Antes comprabas un vinilo a una persona, otra te llevaba a casa en autobús y luego llevabas allí a tus amigos cuando no estaban tus padres para escucharlo, beber un litro de cerveza, fumar, comentarlo e ilusionarte. Todo ese proceso ahora se lleva de otra forma y, como es tan instantáneo, se pierde la memoria. Solo importa lo que está ocurriendo ahora. Mi miedo a lo digital, más que a la pérdida de las discográficas, se debe a esa pérdida de la memoria y del contacto físico. Con una pantalla se pierde profundidad, es otra cosa cuando ves realmente a alguien.

Vuestro próximo concierto en Madrid no será hasta el 17 de noviembre. ¿Por qué tan tarde?
Hemos sacado el disco coincidiendo con la Gira 20º Aniversario Sonorama Ribera y después llegaron los festivales y no encontrábamos un momento cómodo para darlo a conocer. Así que decidimos hacer una presentación oficial después del verano en un sitio grande como Joy Eslava, así damos tiempo a que la gente lo oiga y a que se extienda un poco la palabra de Luis Brea.

Es una manera de recoger los frutos de la temporada de festivales.
Claro. Está todo pensado [risas].

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