El pasado viernes pudimos disfrutar del muy apetecible programa doble ofrecido en Costello Club por Somos la Herencia y Terry vs. Tori.
Fotografía: Eva Sanabria
Aunque tanto Somos la Herencia como Terry vs. Tori cuentan con sendos EP publicados en fechas relativamente recientes no cabe considerar este concierto como una presentación. Somos la Herencia es uno de los grupos de la escena madrileña que más frecuentan los escenarios de la ciudad y, a estas alturas, cabe suponer que las canciones que componen Zigurat (autoeditado, 2017) han recibido el rodaje necesario. Por otra parte, pese a que Leap Day (autoeditado, 2017) fue publicado hace casi dos meses esta se trataba de la primera visita de Terry vs. Tori a Madrid, así que quizá tenga algo más de sentido hablar de presentación en lo tocante a a los sevillanos.
En su calidad de grupo visitante, Terry vs. Tori fueron los encargados de inaugurar la velada, con la primera de las sorpresas de la noche consistiendo en la presencia de un nuevo baterista en sustitución de Rosa Ponce. Un detalle menor es que habría sido preferible reservar el más iluminado lugar central para la cantante y guitarrista Erica Pender, en lugar de relegarla a la penumbra del lateral. Pero a pesar de lo mejorable de su puesta en escena la banda ofreció un excelente concierto, con una notable capacidad para generar atmósferas sin emplear asomo alguno de electrónica, gracias en buena medida al exquisito gusto de su guitarrista Manuel Jiménez. Así mismo, la sección rítmica funcionó sin fisuras perceptibles mientras que la voz de Erica sonó tan deliciosa como en sus trabajos de estudio, con esa afectada desgana tan reminiscente de Hope Sandoval. El repertorio consistió en ambos EP de la banda casi al completo, la adición de algún tema nuevo y un punto culminante que llegó hacia la mitad de su actuación, con el binomio formado por el single «Wapebearer» y la que sin duda es la canción estrella de Leap Day, la enorme «High Tide». Teníamos muchas ganas de ver a Terry vs. Tori en directo y todas nuestras expectativas se vieron colmadas: repetiremos.
Tras esta exhibición de luminoso dream pop veraniego llegó el momento del post-punk de Somos la Herencia, anunciado por un acusado descenso en la intensidad de la iluminación que se mantendría hasta el final del concierto. Los madrileños no se hicieron esperar y en cuanto su cantante Gonso se despojó de sus zapatos comenzaron su actuación con «Signos de alguien» para dar paso a «Revisión de la materia», la canción que abre Zigurat. «Calígula» sonó poco después pero, aunque es una de las canciones por la que siento debilidad, el momento de mayor emoción corrió a cargo de «Las ruinas de la ciudad», un tema incluido en su inencontrable primer EP y que fue ampliamente coreada por el público. Fue sucedida por una «Caballo» durante la cual Guille abandonó su bajo momentáneamente para empuñar unas baquetas y golpear el timbal base de la batería de Willy, uniformado de Adidas para la ocasión. El concierto terminó poco después con una destacable interpretacion de «Plaza dura» pero a pesar de un oficio que se percibe en infinidad de detalles, el punto débil del directo de Somos la Herencia continúa siendo la voz de Gonso, no siempre tan afinada como debería, con la necesaria atención que ha de prestar al sintetizador siendo la más que probable causa. La batería, carente de platos —excepto por un solitario crash— y suplementada por un pad electrónico, es uno de los elementos que más contribuyeron a definir el sonido de la banda además de proporcionarle una admirable presencia escénica. Ya habíamos visto a Somos la Herencia anteriormente pero esta ha sido la ocasión en que más hemos disfrutado de su directo.
