La presentación en directo del último disco de El Pardo tuvo lugar hace un par de meses pero no nos fue posible asistir. Por ello, recibimos el anuncio del concierto del pasado viernes como la mejor manera de ponernos al día con esta banda madrileña.
Fotografía: Eva Sanabria
Organizar un concierto durante la época estival continúa siendo una heroicidad, a tenor de la feroz competencia que supone la miríada de festivales celebrados por doquier. Sin embargo, algunos grupos apuran el final de la temporada para ofrecer una última actuación, a sabiendas de que no habrá nuevas oportunidades hasta la llegada del otoño. Esto parece ser lo que tenían en mente los integrantes de El Pardo y Mr. Blaky al convocarnos en una fecha tan tardía como mediados de julio y que por añadidura coincidía con la segunda jornada del FIB.
Los encargados de inaugurar la velada fueron Mr. Blaky, procedentes de Ciudad de México y con una formación consistente en un teclista y DJ a cargo de un buen surtido de artilugios electrónicos ademas de un cantante —y genuino showman— con el rostro oculto por un pasamontañas y tocado con un sombrero de paja, complementos que en conjunción lanzaban un mensaje de inequívoca naturaleza política. El carácter sonoro más bien ecléctico de la propuesta de Mr. Blaky dio cabida a aires latinos, electrónica y rap, con un talante festivo que hacía las veces de hilo conductor y que resultaba perceptible en detalles como los exageradísimos aplausos pregrabados que sonaban al finalizar las canciones. Este guiño a las risas enlatadas de las sitcom estadounidenses funcionó notablemente bien, enardeciendo al público durante un espectáculo en directo con abundancia de momentos tan bailables como divertidos.
Tras el final de la actuación de Mr. Blaky no tuvimos que esperar demasiado para que los componentes de El Pardo entraran en escena con «Terroristas» y «Vergüenza», las canciones que abrían su anterior álbum 2015. Tras comunicar que el presente concierto sería a un tiempo el último para su actual bajista y el primero de su nuevo baterista comenzaron a sucederse los temas procedentes de un ¡Europa SÍ! al que poco le faltó para sonar íntegramente. Aún no había podido escuchar en directo estas canciones y El Pardo no defraudó, compensando el inevitable caos sonoro que la distorsión tiende a generar en las salas de tamaño modesto con gran entrega en la ejecución y un punto adicional de sorna en la interpretación del vocalista Raúl Querido. Pero el punto de inflexión del concierto tuvo lugar un poco después, tras algún problema técnico prácticamente inapreciable y algún momento de confusión absolutamente voluntaria producida por la ausencia de set list. Así, «Nuevo plan de jubilación» —la versión de Esquimales incluida en ¡Europa SÍ!— dio paso a varias de las canciones probablemente más esperadas de la noche: la tripleta formada por «Un yerno ideal», «PDRSNCHEZ (NLNST)» y «Skasta».
Ya se acercaba el final pero El Pardo aún reservaba un par de cartuchos de grueso calibre antes de echar el cierre. Así, «Nestlé» sonó tan rezumante de odio como cualquiera de sus dos versiones grabadas en estudio, sucedida por ese extraordinario trallazo que es «Karkajada». El inevitable adiós llegó entonces, con Raúl Querido despidiéndose de nosotros hasta septiembre, como emplazándonos a una nueva cita a la que intentaremos no faltar.