Acudimos a la presentación del primer EP de Lejoule, acompañados por los también debutantes Supalama.
Fotografía: Eva Sanabria
El pasado viernes 9 de febrero asistimos a una velada ligeramente inusual gracias a la sensación de novedad transmitida por todo lo que la rodeaba. Los dos grupos que fuimos a ver en el Alive Music Bar —donde también acudíamos por vez primera— no solo eran nuevos para nosotros sino que iban a ofrecer sendos conciertos de debut. En esta ocasión nos las arreglamos para no sucumbir a la maldición de la impuntualidad y, una vez pertrechados con las primeras cervezas de la noche, optamos por distraernos ojeando los guiños a las décadas de los ochenta y los noventa presentes en la decoración de la sala. Pero al ver unos sujetos con máscaras de llama sobre el escenario dedujimos hábilmente que la primera de las actuaciones debía estar a punto de comenzar.
La identidad de Supalama había sido para mí un completo misterio hasta unos minutos antes de que la banda subiera al escenario. Alguien me había revelado que se trataba de un proyecto paralelo de Suso —cantante y guitarrista de Los Ramblings— y una solitaria pegatina con el logotipo de este último grupo hallada en los lavabos de la sala no había hecho sino añadir presunción de veracidad a la confidencia, con el inicio del concierto terminando de confirmarla. La propuesta de Supalama es ciertamente más ruidosa que la de los mencionados Los Ramblings y se muestra dotada de una sensibilidad más cercana al punk, con carretadas de fuzz en el sonido de guitarra y una cierta inclinación hacia el cachondeo por parte del trío presente sobre las tablas. Este último rasgo resultaba visible en títulos de canciones como «Se llama llama» o en los interludios narrativos en los que el guitarrista se lanzó a contar alguna historia delirante sobre el fondo proporcionado por la base rítmica.
No hace mucho que hemos hablado de Lejoule en estas páginas y el grupo no necesita una presentación adicional. Pero a excepción de alguna que otra sesión acústica a modo de showcase, la banda reunida por Ricardo Fernandez —un bajista y una baterista— todavía tenía pendiente foguearse en una sala de conciertos. Además, la ocasión era doblemente importante por tratarse al tiempo de su estreno en directo y de la presentación de Al final eres tú (autoeditado, 2018), el primer EP publicado por el grupo. Sobre el escenario Lejoule sonaron contundentemente precisos, haciendo gala de una intención rock no limitada a parámetros clásicos y que también bebe de propuestas surgidas en el siglo XXI. No obstante, la preciosa guitarra de jazz empleada por Ricardo se prestó igualmente bien a los momentos en que la voz cedía espacio al componente melódico. Junto a las canciones incluidas en Al final eres tú también pudimos escuchar algún tema inédito e incluso alguna canción de Rick & Vera, el anterior proyecto de Ricardo. El cierre corrió a cargo de la inevitable «Quién es el culpable de los dos», soberbiamente ejecutada y de sonido en absoluto desnudo pese a carecer inevitablemente de muchos de los vistosos arreglos de su versión de estudio. El formato de power trio le sienta bien a Lejoule, confirmando a la banda como una de las propuestas a las que prestar atención: no en el futuro cercano sino en el momento presente.
La próxima ocasión para ver a Lejoule en directo tendrá lugar el jueves 15 de febrero en el Costello Club de Madrid y en compañía de Paracusia: puedes adquirir tu entrada aquí.
