Acontecimientos como la celebración anual del festival Muñosound nos hacen olvidar la crónica de sucesos de la localidad segoviana de Muñoveros.
Muñoveros (Segovia), agosto de 2015. Un hombre que después se confesaría «desquiciado» dispara a un perro de una vecina y lo deja paralítico. El individuo era un exalcalde del PP de este pequeño pueblo de apenas 160 habitantes y el perro se llamaba Barrio.
Los hechos tuvieron repercusión en la prensa estatal a finales del pasado mayo, cuando el exregidor fue condenado a siete meses y medio de cárcel, ante la actuación de las acusaciones particulares: los dueños del can y la protectora El Refugio.
Sin entrar en los detalles de este suceso, el juego de palabras sirve como metáfora para contar parte de lo que significó este fin de semana la celebración del festival Muñosound, que desde hace una década organiza la asociación La Fragua de Muñoveros, entre otras actividades para revitalizar este núcleo deprimido de la Castilla profunda.
El cartel, que otros años ha contado con nombres como Sexy Zebras, The Parrots, Biznaga y Los Nastys, ha estado encabezado este 2018 precisamente por la banda Perro, aunque sin duda los protagonistas de la noche fueron Smile, que actuaron justo después de un fallido concierto de Yakolev, quienes sufrieron las dificultades de una mesa de sonido y un escenario modestos.

Los murcianos Perro presentaron buena parte de su nuevo trabajo, Trópico Lumpen (Miel de Moscas, 2018), con el que dejan claro que no se han estancado y que lo suyo es la evolución y la experimentación constante, con ese sonido tan particular que le confieren las dos baterías y las diferentes combinaciones de teclados, guitarra y bajo. Con todo, hubo espacio para míticas como «La reina de Inglaterra» y «Ediciones Reptiliano».
La otra pata de la ecuación, el barrio, estuvo representada en la cena popular en torno a una misma mesa. Los vecinos compartiendo una enorme caldereta hecha para la ocasión por uno de ellos y dispuesta debajo del balcón del ayuntamiento, donde una pancarta proclamaba un grito en defensa de los refugiados. Gente que todavía vive en Muñoveros pero, sobre todo, hijos y nietos con vinculación con el pueblo, venidos de Madrid y también de otras partes del país, acogiendo incluso a algún extraño con el que no dudaron en compartir el vino y los dulces típicos.

Llegados de Getxo, pero liderados por el inglés John Franks, los triunfadores de esta décima edición fueron Smile, que hicieron saltar a todo el pueblo con sus canciones cargadas de optimismo y con claros ecos de grupos como Coldplay. No en vano, Franks terminó manteado por el público, entre el que pasó buena parte del recital, entregadísimo y hasta emocionado por «el espíritu» de este festival.
Un espíritu al que hicieron referencia también los integrantes de Perro: «Qué gusto un festival así, y no tanto festival insulso, lleno de gente triste». Y es que esa es la esencia del Muñosound, un refugio entre tanto festival de cartón piedra. Un pueblo reivindicándose frente a disparos desquiciados.