La ruleta de la música no para y comenzamos un nuevo episodio de nuestra sección Lanzadera. El octavo capítulo llega desde Madrid en forma de triple entente: VVV.
A todos los televidentes de los ochenta les acompañó la imagen de Diana engullendo ratas en V, invasión extraterrestre. En el ocaso de los noventa surgió en Zaragoza una de las bandas más influyentes del rap en castellano: Violadores del Verso aka Doble V. Y ahora, tras pasar el efecto 2000 y múltiples crisis musicales (y culturales) llegan VVV, última formación que se sube a nuestra Lanzadera.
El trío madrileño podría ser los protagonistas de cualquier universo oscuro, de los botellones en el aparcamiento de Atocha o en los bajos de Opañel. De la penumbra del túnel que lleva a Bellas Artes o de los recodos imposibles de las escaleras de Moncloa. VVV son Adrián, Manu y Elinor y fueron los flamantes ganadores del Concurso de Maquetas Autoplacer 2017, premiado con la publicación de un álbum, la realización de un videoclip y la participación en el Festival Autoplacer, celebrado en el Centro de Arte Dos de Mayo de Móstoles.
La cultura del frío (y no la escarcha del congelador), el ruido y el metal, el punk y el salmón. Los madrileños llevan nadando a contracorriente desde sus primeros trabajos autopublicados, pequeñas muestras de su incesante búsqueda del contrapicado y de la sombra. Si en Dirty Leeds (autoeditado, 2015), Dance and Cry (autoeditado, 2016) y Dance and Cry II (autoeditado, 2017) se amparaban en el idioma anglosajón…
…ahora con L’ennui (Autoplacer, 2018), su primer LP y reciente publicación por Autoplacer/Sindicalistas, nos sorprenden con un giro hispano más urgente e instantáneo que analizaremos en profundidad la semana que viene.