Zirconita y Yo, Estratosférico pusieron la banda sonora a una noche mágica tanto para los músicos como para los asistentes.
Hay pocas salas de la capital que puedan presumir de tener una programación tan cuidada como El Perro de la Parte de Atrás del Coche. El pasado sábado 16 de junio fue, sin lugar a dudas, una muestra de ello.
A pesar de la resaca del fútbol y del calor veraniego, pocos minutos antes de la apertura de puerta ya estábamos reunidos un buen grupo de personas en la puerta de la sala. Héctor, el programador, nos recibía como el buen anfitrión que es. «Hoy se queda gente fuera. La venta de anticipadas ha ido muy bien», nos contaba, orgulloso.
El concierto empezó puntual (para las costumbres madrileñas) con los mágicos Yo, Estratosférico. Ya habíamos tenido la suerte de verlos anteriormente en la sala Pícaro de Toledo, pero no habíamos podido comprobar lo bien que funcionan los temas de su nuevo trabajo. Cuando en una sala se hace el silencio más absoluto para escuchar la música de una banda —especialmente si se trata de una banda que juega fuera de casa— sabes que algo bueno va a pasar. Las tres primeras canciones fueron la apertura perfecta para el concierto: frenética, intensa y trabajada; una apertura que alcanzó el clímax con toda la sala coreando «Todo Madrid habla mal de ti», de su último EP, Aves raras (autoeditado, 2018). A este tema lo siguieron los singles «Santa Espina» y «¡Motín!», que nos sirvieron para confirmar el porqué del título de su EP. No cabe duda, Yo, Estratosférico son aves raras, de esas que no se ven muy a menudo, pero dejan maravillado. Una puesta en escena impecable en que apreciamos notas entremezcladas de la épica de Héroes del Silencio, la intensidad lírica de los mejores Love of Lesbian y la presencia del cabeza de cartel de ese festival que tanto te gusta. No podíamos evitar pensar que algo va mal en la industria cuando una banda que debería estar en todos los festivales está tocando para cien personas.
El concierto avanzó, cada vez con más intensidad, con un público entregado que cantaba los himnos de la banda. «Oporto», «Un sendero de noche para mí no es un problema» o la locura de «Ataque hedonista», con la que cerraron, nos dieron una muestra más que sincera de la increíble unión de una banda bien engranada con un público entregado. Una banda que, aunque no quieras, te clava sus estribillos en la cabeza como si fuesen cánticos espirituales para que te descubras semanas después tarareándolos por la calle: «aunque parece fulminante, he cambiado de opinión demasiadas veces…».
Le llegó al turno a Zirconita. La banda había generado una gran expectación: nace de las cenizas de un proyecto anterior, Several Prizes, y están pasando por un proceso de cambio radical, renovando su identidad, forjando su nuevo sonido e, incluso, cambiando el inglés por el castellano. Abrieron con dos temas de su nuevo EP aún por publicar: «Cielo negro» y «Ciclo». El hecho de no haber publicado aún su último trabajo les ponía frente a frente con una dificultad palpable: el posible desinterés de un público que aún no ha escuchado sus temas. Sin embargo, se sobrepusieron a todo problema con sus ritmos frenéticos y sus letras. Los momentos clave fueron, sin duda, «Fake Euphoria», tema de su anterior proyecto, e «Inmortal», que fueron los dos momentos en los que más se entregaron al público y este más se les entregó. A pesar de que su interpretación no estuvo exenta de los fallos de una banda que estrena set, Zirconita podrá recordar siempre la noche de aquel sábado como una preciosa puesta de largo de su nueva andadura profesional.
YO ESTRASTOSFERICO, SON MUY GRANDES, PERO EFECTIVAMENTE LA BUENA MÚSICA, ALGO PASA CON ELLA, DINERO, PADRINO FAMOSO, ETC. ETC, PERO QUIEN SIGUE LO CONSIGUE Y LO BUENO Y EXCELENTE AL FINAL ESPLOTA, SUERTE Y MUCHA MIERDA CHICOS Y FELICES SIEMPRE,. GRANDES, GRANDES