Repasamos el concierto ofrecido por The Soft Moon y Whispering Sons la semana pasada en Madrid, una de las cuatro fechas que han compartido antes de seguir sus respectivos caminos.
Aunque he relatado en primer lugar el concierto de VVV y Somos la Herencia, el pasado fin de semana oscuro comenzó en realidad en la sala Copérnico de Madrid durante la tarde del jueves 11 de octubre, a manos de The Soft Moon y Whispering Sons. Estos últimos acaban de iniciar una extensa gira que había arrancado un día antes con su concierto en Barcelona. Y por su parte, The Soft Moon se halla en plena gira europea, visitando España y Portugal antes de continuar rumbo a Italia.
Los belgas Whispering Sons fueron los encargados de abrir esta velada organizada por Sturm Promotions. Los miembros de la banda salieron a escena ataviados de un luto no muy riguroso, paliado por alguna nota de color en sus camisetas —mención especial para una con la portada de Within the Realm of a Dying Sun (4AD, 1986), de Dead Can Dance— y de la chaqueta blanca portada por la vocalista Fenne Kuppens. Con un escueto «Hello, we are Whispering Sons» la banda nos dio por saludados y comenzó su actuación. Pese a sus trazas de éxito en ciernes del post-punk moderno, el sencillo «Alone» no se hizo esperar y a partir de ese momento pudimos escuchar numerosas canciones del entonces todavía inédito Image (Smile Records, 2018). Con la banda envuelta en bruma artificial coloreada por los focos, en ocasiones llegaba a resultar difícil vislumbrar gran cosa, pero el sonido fue casi perfecto. A la percusión electrónica —interpretada en vivo y no programada— le faltó quizá un punto de complejidad, con ritmos efectivos, aunque en su mayor parte a base de secuencias sencillas de caja y bombo. Pero la voz de Kuppens sonó sensacional, sin que su deliberadamente cultivada androginia vocal llegara a revelar impostura alguna. Whispering Sons se reservaron para el final un díptico formado por «Wall», tema con el que concluye el EP Endless Party (autoeditado, 2016), y «Waste», primer sencillo de adelanto de Image.
La duración del intermedio necesario para ajustar el escenario a las necesidades de The Soft Moon fue comprensiblemente larga, habida cuenta de la cantidad de equipo que había que mover: amplificadores y sintetizadores aparte, la banda emplea nada menos que dos kits de percusión. Algunos temas de grupos como Fields of the Nephilim o Sopor Aeternus & The Ensemble of Shadows amenizaron la espera hasta que todo estuvo listo para que Luis Vasquez y sus chicos salieran a un escenario menos coloridamente iluminado que durante la actuación de sus predecesores. Tras interpretar «Deeper», Vasquez aprovechó para dirigirse al público y saludar en castellano, procediendo entonces a recorrer un repertorio en el que abundaron los hits. La solvencia del proyecto de Vasquez está más allá de toda duda a estas alturas y demostró que no tiene rival a la hora de generar ambientes opresivos con guitarras, sintetizadores y la imponente sección rítmica formada por Matteo Vallicelli y Luigi Pianezzola, todo ello bajo implacables luces estroboscópicas. La atmósfera construida por «Far» y llevada al extremo por por «Wrong» fue el momento más sobrecogedoramente emocionante del concierto, aunque «The Pain» —una de las canciones más notables de Criminal (Sacred Bones Records, 2018)— quizá fuera la mejor recibida y más coreada por los asistentes. Después de este último tema, la banda se retiró momentáneamente, saliendo de nuevo para despedirse con «Black» y una «Want» en la que Vasquez se empleó a fondo con los bongós y hasta con una maraca. Eso sí, los ritmos que le arrancó a estos instrumentos no fueron precisamente cálidos.
Tras separarse en Oporto, cada una de las bandas continúa con su propia gira. Esta noche Whispering Sons actuarán en el festival Left of the Dial de Rotterdam (Países Bajos) mientras que el próximo concierto de The Soft Moon tendrá lugar el próximo viernes 26 de octubre en Palermo (Italia).
