Nos acercamos a Costello Club en Madrid para escuchar a Eduardo Conde presentando en directo las canciones de su segundo álbum en solitario, publicado bajo el nombre de Conde.
Fotografía: Eva Sanabria
El jueves 15 de noviembre hice gala una vez más de la impuntualidad que aqueja a los redactores de esta revista a la hora de asistir a eventos, llegando al Costello Club cuando Conde ya había iniciado su actuación. Realmente me encanta que los espectáculos de música en directo comiencen a la hora anunciada, aunque lo desusadamente temprano de la hora hizo que me confiara un tanto.
Pero me estoy yendo por las ramas. Mientras descendía por las escaleras de acceso al espacio reservado para conciertos en el Costello Club pude oír a Eduardo Conde presentando a Ana Béjar. Bajé el resto de los peldaños prácticamente de un salto y me aproximé al escenario, sobre el cual ya se encontraba al completo la banda de Conde: el baterista Richard Libeton, Mauricio Pujadas al bajo, Diego Serrano a la guitarra y al banjo y, como no, Miguel Marcos como guitarrista, productor, factótum y mano derecha en este proyecto. En el centro de la tarima estaba el propio Eduardo Conde, elegantemente ataviado con una chaqueta de rayas cuyas mangas dejaban asomar un par de dedos de los puños de su nívea camisa. Y a su lado, Ana Béjar, figura imprescindible de la escena musical independiente española, luciendo para la ocasión un brillante vestido negro. Sonaba «Átame con tu amor», canción a la que Béjar ha prestado su voz en la grabación del segundo álbum de Conde, El deshielo (Error 404, 2018). Sin embargo, la presencia de la vocalista sobre el escenario fue efímera, retirándose una vez finalizada la canción.
No obstante, el espectáculo no había hecho sino comenzar. Eduardo Conde y su banda venían con ganas de presentar las canciones de El deshielo y así lo reflejó el repertorio escogido para la noche, en el que «Me dispararon junto al mar» fue la única representante extraída de Reverbville (Clifford Records, 2016). Pero antes de llegar a ella, Conde hizo un detallado repaso de los temas de El deshielo. El crooner se mostraba casi risueño, feliz por presentar finalmente esta nueva hornada de canciones como la irreverente «Y no hay canción de amor» o la larga pieza de spoken word «Lágrimas de cocodrilo». Eduardo Conde interpretó junto a Miguel Marcos «Hay dragones», el tema que cierra el disco y que estuvo a punto de darle título, según nos reveló. La emotiva «El cantante» fue uno de mis momentos preferidos de la noche, siendo sucedida por «Quiero creer», un tema nuevo de corte más bien rockero aunque contando con un interludio de spoken word que tenía mucho de llamada a la acción. La divertida «Malagueño pedigüeño» pareció estar a punto de poner fin a la actuación pero acto seguido Conde se quedó solo sobre las tablas para ofrecer una sentida interpretación de la mencionada «Me dispararon junto al mar» ayudándose tan solo de su guitarra acústica. La banda regresó entonces para, ahora sí, finiquitar la noche con una versión algo extendida de la fabulosa «Elvis for President». Un estupendo concierto y una rara oportunidad de ver a Conde haciendo justicia a sus canciones arropado por una banda completa.
