Es posible que Camellos sean viejos conocidos de cualquier avezado lector de estas páginas. ¿Pero sabéis cuáles serán sus próximas aventuras?
Las formas de la banda madrileña Camellos son, como poco, sorprendentes. Empezaron a hacerse un hueco en las redes regalando camisetas de su banda a pseudoestrellas del mundo de la prensa rosa española; una técnica probablemente poco reflexionada a la par que efectiva, digna de cualquier gran empresa de marketing. Eso les empezó a situar entre un reducto del público con una idea firme: reírnos de todo y de nada, pero pasar un buen rato. Y eso es, amigos, lo que hacen los chavales de Camellos. Básicamente lo que les viene en gana.
Los hemos visto tocar engalanados con controvertidos lazos amarillos o deleitarnos con majestuosas camisetas de Bush, Blair y Aznar. Normalmente esto quedaba en la intimidad de sus seguidores en redes, hasta que Estrella de Galicia los invitó a hacer un takeover de su Instagram, con motivo de su actuación en el Pantín Classic a finales de agosto. Ahí tuvieron la oportunidad de mostrar a un público mucho mayor sus quehaceres y, contra todo pronostico, el experimento salió de maravilla.
Y es que la gente tiene ganas de rebeldía, de desidia, de controversia… vaya, de carnaza en general. Asumo que es por eso que el rock garajero de los madrileños empieza a despuntar. No es un paripé. Lo que ves, es lo que hay.
Hace un tiempo se inició una preciosa batalla amistosa con la banda Medalla. Banda catalana con la que han ido intercambiando video mensajes amenazantes hasta culminar dicha trifulca en dos ansiados conciertos en Barcelona y Tarragona. Nuevamente, una herramienta de promoción infalible para crear expectación y un poquito de polémica.
Me parece innecesario aclarar, que ante tanta actitud, sus conciertos son puro fervor. Así que preparen sus cervezas y disponganse a sudar porque el 14 de diciembre en Barcelona, habrá jaleo del bueno.
- Barcelona: 14 de diciembre en VOL (entradas en L’Afluent).
- Tarragona: 15 de diciembre en Mister Mojo.
