Nos vamos hasta Aranjuez para charlar con Guille de Sundown Wolves sobre atardeceres, moonrunners, su nuevo trabajo y sus proyectos de futuro.
Lleváis ya un par de años en la escena musical emergente de Madrid. Sin embargo, vuestro origen está en Aranjuez. ¿Cuál es vuestra historia? ¿Por qué decidisteis formar una banda?
Pablo —el guitarrista principal— y yo nos pasábamos las tardes en un sótano escribiendo, tocando, hablando del futuro, del devenir del tiempo, de las posibilidades infinitas, de lo que, a nuestro parecer, todo el mundo ha hablado y sentido la necesidad de expresar alguna vez. Sobre todo disfrutábamos simplemente tocando en ese momento, haciendo música. Con el tiempo fuimos afianzando la idea de que todas las letras, todas las canciones tenían que ver la luz, de que queríamos ir por ese camino en la vida, que nos llamaba y nos llenaba a partes iguales. En cuanto a formar la banda, surgió por muchas razones, algunas claras, y otras por pura naturalidad de sentimiento respecto a la música. Creo que una de las razones atiende a un factor de necesidad, necesidad de expresar sensaciones y sentimientos que emanan desde nuestro interior. Nuestro fin es entregar nuestro universo al mayor número de personas para compartirlo y complementarlo. La idea de banda, en nuestro caso, se ha ido amoldando con el paso del tiempo.
La otra gran razón de nuestra existencia es salir de la espiral de mierda y de caos que nos genera vivir en un sistema capitalista neoliberal. Si bien es cierto que no nos posicionamos ideológicamente desde ninguna vertiente, siempre sentimos la necesidad de expresar un aullido de revolución, de lucha pacífica, de luz, defendiendo la infinidad, las sensaciones que nos hacen vibrar siendo jóvenes, el amor, el cosmos, y sobre todo poder vivir de algo que realmente amamos. Defendemos valores más humanos, sensaciones, sentimientos, aspectos del ser humano que, creemos que prevalecen sobre otros conceptos que absolutamente nada tienen que ver con nuestro bienestar.
Para nosotros es supervital sentir que el tiempo no se nos escapa de las manos, que no estamos amargados en trabajos que no ayudan en nada a desarrollarnos personalmente. Y de todo esto y mucho más nacen los lobos del atardecer. Sundown Wolves es un estado de pensamiento y creo que la mejor frase que refleja esto sería que «cada día de nuestras vidas tenemos la increíble oportunidad de ver un atardecer diferente». El lobo representa la naturaleza, la individualidad entendida desde un grupo y llamada, el «aullido», como himno, como unión de todas las gargantas bajo todas estas sensaciones que sabemos que muchas otras personas desean gritar y expresar.
Neon Ocean [Folie Records, 2016], fue vuestra carta de presentación. Ahora acabáis de salir del estudio tras grabar con David Baldo en Estudios Manuela, ¿qué podemos esperar de este nuevo trabajo?
Es un trabajo con el que queríamos dar a conocer nuevos temas con un grado más de calidad en cuanto a su producción, queríamos marcar una referencia con nuestro sonido. Estamos muy satisfechos con el trabajo de Baldo, fueron días de crecimiento y aprendizaje. Aquellos días solíamos repetir la frase estrella «queremos sonar gordacos» y creo que de algún modo David y todo su conocimiento, más lo que pudimos aportar, logró un resultado superagradecido. La idea de estos tres temas es presentarnos como una banda seria, una banda que tiene energía real de crecer y de aspirar a construir su sonido con mucha dedicación y con mucho trabajo.
Tras el videoclip de «Golden State of Mind», presentáis el de «Kitchen Dreams». ¿Cómo lleváis producir vosotros mismos todo este material audiovisual?
La autoproducción audiovisual es algo que nos parece muy de acorde a nuestras propias sensaciones: poder transmitir la pureza, la sensación de libertad y el sentimiento de que cada persona tiene en su interior algo único y maravilloso. Al final la música, la literatura, el mundo audiovisual… todo esta conectado de alguna forma. A veces hemos construido canciones viendo puestas de sol, o recreando recuerdos que teníamos grabados en la memoria, y eso es sencillamente real y mágico (a la vez). Además, hace varios años surgió aquí en Aranjuez una idea, un concepto, moonrunners. Algo muy amplio para desarrollar aquí pero que cambió la percepción de muchxs buenxs amigxs y con lo que empezamos a bucear en todo tipo de arte.
Yo he estudiado además Comunicación Audiovisual y es la otra cosa que más me llena en el mundo junto con la música y gracias a ello a las buenas ideas de todos nosotros somos capaces de lograr videos que nos representan a nosotros a las canciones. Y esperamos en algún momento poder llegar a autoproducirnos musicalmente también e intentar ser lo más independientes que podamos, artísticamente hablando.
Un mar de sonidos reverberados que nos envuelven y emocionan y son capaces de llevarnos a lugares distintos es lo que buscamos.
Habéis definido vuestro estilo como una «ola de reverb». Contadnos un poco más sobre esta ola, ¿cuáles son vuestras principales influencias e inspiraciones?
Es una referencia directa al sonido y a lo que nos hace sentir o imaginar. Un mar de sonidos reverberados que nos envuelven y emocionan y son capaces de llevarnos a lugares distintos es lo que buscamos, sobre todo con las guitarras. Quizás también en ese mar precisamente se halle la conexión que tenemos con la naturaleza, los ríos, los bosques, etc., y que también nos ayuda como motor creativo y de inspiración.
En cuanto a referencias musicales más concretas, tenemos una gran variedad, desde Mando Diao a The Kooks, pasando por Arctic Monkeys, a sonidos más psicodélicos como Tame Impala, también nuestros paisanos y admirados Rufus T. Firefly son una gran inspiración a nivel de la escena nacional. Últimamente estamos más influenciados por sonidos y ritmos con groove y que te hagan bailar, abarcando ahí un gran espectro del funk o la música negra en general. Desde Bruno Mars a Earth, Wind & Fire y tantas bandas grandes de esos géneros musicales. Esa influencia se puede ver en nuestro último single, «Kitchen Dreams».
¿Creéis que la escena musical actual impulsa a jóvenes bandas emergentes como vosotros? ¿Qué desventajas y ventajas le encontráis?
La verdad es que no sabemos como contestar a esta pregunta. Lo que si podemos decir es lo que nosotros hemos hecho hasta el momento. Básicamente hemos ido creciendo, tocando con otras bandas, lanzando temas, lanzando videos autoproducidos desde las redes sociales, buscando conciertos, conociendo gente en la escena de Madrid y arrimándonos el hombro con otras bandas en nuestras circunstancias. Están los concursos para festivales que suelen funcionar con el tema de votos, cosa que a nosotros no nos mola mucho, pero entendemos que hacer concursos en directo con las bandas es más complicado para ellos. Pero a nosotros nadie nos ha dado nada, como a muchas bandas que conocemos. Suele ser un trabajo en el que tienes que implicarte muchísimo, conocer mucha gente específica, mover a público.
Nos fliparía tener un mánager que nos resolviera un poco la vida de la música que componemos hacia fuera. Creo que tenemos una energía muy atractiva en el escenario, canciones que entran muy bien, y que expresan sentimientos, que creemos, absolutamente compartidos por gente como nosotros. Pero cuesta mucho subir como banda emergente, o así lo creemos nosotros.
¿Sois más de sala o de festivales? ¿Qué opinión tenéis de los festivales que inundan la programación musical?
Pues hasta el momento no hemos tocado en muchos festivales, y han sido más bien locales y chiquititos, aunque con unos climas y un calor brutales. Pero la verdad que sí que nos fliparía tocar en un festival de mayores dimensiones, quizás así se entendería mejor el potencial de nuestra música que en una sala más chiquitita, que por otro lado también tiene su flow y su energía comprimida.
¿Qué planes de futuro le esperan a Sundown Wolves este 2019?
Pues creo que está claro, de hecho, lo vamos a enumerar para esquematizarlo mejor:
– Sacar el último tema que grabamos con Baldo en Estudios Manuela con un videoclip.
– Buscar sonidos autoproducidos para ir montando demos de nuevas canciones y canciones que aún no se han grabado pero que ya hemos tocado en directo.
– Tocar fuera de Madrid, haciendo alguna pequeña gira por algunos rincones del país.
– Tocar en algún festival nacional: nos morimos por ello.
Para terminar, ¿nos recomendáis alguna banda emergente que hayáis visto ido a ver o escuchado últimamente?
Por supuesto a nuestros amados y paisanos de Aranjuez Ambre y Bum Motion Club, que nos inspiran tanto como buenos amigos y músicos que son. De hecho, entre todos creamos el Saint John Festival que poco a poco ha ido creciendo. Luego en Madrid hay bandas que nos llenan, como Supalama, Repion, Hickeys, Los Ramblings o No Crafts.