Disciplina Atlántico viajó al Gran Oriente en 2017, pero abrimos ahora la tapa de la alcantarilla para adentrarnos en su inframundo mundano.
Fotografía: Delia Cáceres
Desde el primer tema de Gran Oriente (Limbo Starr, 2017), «Familia (de metal)», Disciplina Atlántico se presentan sin dobleces ni piedades. Contradicciones coherentes. Letras directas y metafóricas (hola, Golpes Bajos). Rock duro de sintetizadores. La nocturnidad y la alevosía están presentes en sus oclusivas y metálicas atmósferas conseguidas gracias a unas líneas de bajo y batería que funcionan desde su primer encuentro. Resulta inevitable no recordar nombres del panorama nacional como Triángulo de Amor Bizarro o Nudozurdo, pero los vallisoletanos no son meros imitadores y suman a esa contundencia instrumental de sus coetáneos un gusto por la cultura popular («Anna Nicole», «Una mujer bajo la influencia») y la particular dicción de Ricardo G. Paunero. Siempre en mi corazón Hoy Muero Viernes.
El disco funciona como una telaraña donde cada canción consigue atraerte a su sonido y embaucarte durante más de cuarenta minutos en sus escenas cotidianas («Chivato») bañadas de surrealismo y giros del guión. Canciones amargas que consiguen, como Hopper, hacerte viajar por personajes solitarios («El Cristo de las sales de baño») y escenarios tenebrosos como aviso de que el peligro está cada vez más cerca. Si bien el disco traza una línea melódica llena de ascensiones y descensos siempre acorde con lo esperado, hay tres temas que claramente se desmarcan como protagonistas de este viaje oriental realizado por Disciplina Atlántico: «Pantano (Mierda de)», «Tu gemelo enfermo» y «El camino es una serpiente». Y como olvidarse de la presencia de Maná en el cierre retrasmitido. Y en las radiofórmulas.
Disciplina Atlántico actuará hoy, 16 de febrero, en el Maravillas Club en compañía de Perapertú. Las entradas están disponibles en Wegow.