Asistimos a una doble sesión de pop a cargo de los madrileños Marsella y los valencianos Los Invaders en El Perro de la Parte de Atrás del Coche.
Fotografía: Eva Sanabria
El concierto del pasado jueves 20 de junio en la sala madrileña El Perro de la Parte de Atrás del Coche tuvo mucho de sorprendente, al menos por lo que a mí respecta. En primer lugar, asistir fue una decisión tomada casi en el último momento: la agenda de conciertos de Madrid de aquel día estaba tan atestada como de costumbre, repleta de bandas compitiendo ferozmente por nuestra atención. Y, por otra parte, en esta ocasión no me resultó posible «hacer los deberes» antes del evento: tan solo tuve tiempo de dedicarle un par de escuchas al EP de Los Invaders y a la única canción que Marsella ha dado a conocer por el momento. Así las cosas, me dispuse a descubrir un potencial torrente de nueva música.
No obstante, la primera de las sorpresas llegó con la propia programación del evento, con los componentes de Marsella siendo los primeros en salir a escena a despecho de lo anunciado en un cartel con predominio de lo rosa. Ya sobre el escenario, uniformes rosa con acentos en negro —a la inversa en el caso del vocalista—, un pie de micrófono rosa y hasta una guitarra rosa eran los detalles que no dejaban ningún resquicio para dudar sobre qué color es la marca de la casa. La banda comenzó su actuación con energía, haciendo una pausa tras el primer tema para presentarse ante el nutrido público. Tras entrar en calor, pudimos asistir a un recital de pop en el que destacaron unos arreglos de guitarra ejecutados con gusto y las rotundas líneas de bajo, todo ello descansando sobre un mullido colchón de programaciones electrónicas que en alguna ocasión llegaron a estar demasiado presentes. Hacia el final del concierto la banda presentó «Histeria de lo nuestro», un nuevo sencillo que sería estrenado al día siguiente nada menos que en la COPE. Tras la pequeña referencia episcopal, Marsella finalizó su actuación con su primer sencillo, «5.11.16». Ignoro cuál es la efeméride que señala el título de esta canción, pero resulta difícil ignorar las hechuras de hit de indie festivalero del tema.
La actuación de Los Invaders comenzó no mucho después, una vez solucionada alguna incidencia de carácter técnico. Pese a contar con una formación similar a la de sus predecesores sobre las tablas —bajo, batería, guitarras eléctricas y sintetizadores en conserva—, la propuesta de este cuarteto valenciano tiene un cariz bailable que le granjeó el temprano favor del público. El desenfado de su salida a escena mientras sonaba «Ghostbusters» sirvió como un buen anticipo de lo que vendría después, con canciones estupendas como «Jeckyll and Mr Hyde» o «I Wish You Were in My Head». Un par de fragmentos interpretados por la banda a modo de citas —la algo revenida «Take Me Out» y el guiño cinematográfico a «Axel F»— dieron cuenta de algunas posibles filias, pero temazos de la talla de «Satisfy» fueron incluso mejor recibidos. La hora ya superaba la medianoche cuando Los Invaders dieron su actuación por concluida, poniendo fin a una velada dominada por un pop de acento electrónico que parecía diseñado para sonar en espacios de mayor tamaño.