El pasado miércoles 14 de agosto pudimos asistir al concierto acústico de Eladio y los Seres Queridos, incluido dentro del ciclo de verano de Casa Corona.
Fotografía: Vera Valentín
Encontrar planes atractivos en Madrid en agosto sigue siendo, a pesar de los esfuerzos (muy de agradecer) por parte de algunos colectivos y organizaciones, una misión a la altura de esas tantas películas de acción que en verano nos comemos o dormimos en la televisión en abierto. Y, como en esas películas, todo parece complicado e imposible hasta que el protagonista lleva a cabo algún giro de guión loco y oportuno para conseguir salvar la ciudad, el país o el mundo entero. Por terminar con esta comparación de mierda: el pasado miércoles, nuestros protagonistas salva-veranos fueron Eladio y los Seres Queridos.
La guitarra y la voz de Eladio Santos, acompañado por Marcos Vázquez (sintetizadores y piano), Oscar Durán (bajo) y David Outumuro (batería), llenaron el aforo de Casa Corona con un repertorio de algo más de una hora que empezó con temas como «Están ustedes unidos», «Tormenta», o «Algún iluminado». De hecho, algún iluminado pureta podría decir que un acústico con batería electrónica, sintetizadores y bajo y guitarra eléctricos es algo muy lejano al concepto del concierto acústico, pero lo cierto es que Eladio y los suyos consiguieron moldear sus temas para hacerlos encajar con el ambiente del lugar: distorsiones suaves, medios tempos y una voz tranquila, aunque quizás algo baja de volumen, como le hicieron saber desde el público (Eladio contestó que esto se debía a la proximidad del Círculo de Bellas Artes).
Entre el público, comprobamos que había tanto fans acérrimos (que acabaron coreando temas como «Carlota se fue», «Viviendo con miedo», «Non quero perderte», o la versión de «Los dinosaurios» de Charly García) como fans improbables (en los intermedios se escuchaba mucho idioma y acento british que olía a turismo veraniego), pero tantos unos como otros disfrutaron de lo lindo con el directo de Eladio, que consiguió crear un clima de buen rollo en Casa Corona, para acabar con el colofón de «Con el corazón en la mano», donde se recrearon mostrando sonidos nuevos que, quizás por el formato acústico, no habían podido mostrar antes.