The Levitants presentan en Enola diez canciones gravitacionales que reflexionan sobre la insoportable levedad del ser en pleno siglo XXI.
Ilustración: l.a._singularidad
Podemos empezar hablando de topicazos sobre The Levitants y su música. De las similitudes vocales de Sergio con cantantes del otro lado del charco. De que en España no se puede triunfar si cantas en inglés. O que dónde vas haciendo rock si eso está demodé. Pásate al trap y al autotune. Pero el rock no lo vuelvas a tocar. Es una antigualla. Por suerte, persisten bandas que desestiman esos consejos llegados desde mentes interesadas de la industria (o no) y sólo se fían de su propia intuición. Así ha llegado Enola (Subterfuge Records, 2019), el último disco de los vallisoletanos The Levitants.
Si una lee la palabra «Enola», inevitablemente piensa en dos conceptos: perderse en la pista de baile con Orchestral Manoeuvres in the Dark o en el 6 de agosto de 1945. Un baile macabro, siniestro y tétrico que parece apoderarse del trío vallisoletano en su último trabajo. Unas espaldas cargadas en una generación preparada a base de horas extras, listas de espera en la consulta del psicólogo y un planeta abocado a la desaparición. Un disco nervioso y meditado grabado en Dobro Producciones bajo la atenta mirada de Javier Nieto.
The Levitants dieron un paso al frente al integrar el teclado como navaja multiusos para desvelar su curiosidad por el mundo de los sintetizadores. Una ventana abierta a un sonido más atemporal y una despedida del primer grunge que parecía definir a sus iniciales composiciones. The Levitants se han convertido en una fruta madura. Enola fue presentado con temas previos como «Red Lines», «From the Other Side (Driving)» o la sorpresiva y acelerada reversión de «Coimbra», unas canciones donde el peso de sus creaciones se sustentaba en unas solidas bases instrumentales y una firmeza vocal que presagiaban la fuerza e introversión de sus inmimentes compañeras de disco. The Levitants han sido capaces de crear canciones paranoides de cinco minutos (la adictiva «Kolmanskop»), cortes de cadencia cinematográfica y protagonistas huidizos (la propia «Enola (M de llorar)» o «Minor Eyes») e intros de arcades y videojuegos recreativos de la infancia («Adult Life»). Con ellas, dos joyas relucen sobre las demás composiciones: las paradas en R.E.M. o The Smiths de la sorprendente «Suicide» y la vertiente doorsiana de «Hay alguien ahí» y sus coros valhálicos. Enola nos recuerda que la vida es un juego peligroso repleto de niños en cuerpos adultos con un futuro neblinoso, oscuro y pesado como las brillantes canciones que lo componen.
Estos son los próximos conciertos programados de The Levitants:
- Córdoba: 17 de octubre en Festival Eutopía + Ángel Stanich (entradas en Wegow).
- Madrid: 24 de octubre en la sala El Sol (entradas en Wegow).
- Pontevedra: 22 de noviembre en la sala Karma.
- Valencia: 29 de noviembre en la sala Wah Wah + Los Invaders + Vibrowaves (entradas en Notikumi).
- Torremolinos (Málaga): 20 de diciembre en la sala Black Velvet (entradas en Wegow).