Aloha Bennets te citan en su Guateque sangriento, un EP que con sólo tres temas te recuerda quien manda en el panorama garajero actual.
Aloha Bennets son de emociones fuertes. Lo descubrí en un concierto pasado en un antro del centro de Madrid. Y se descubre en cada nueva publicación con la que nos alegran los oídos y las suelas de las zapatillas. Primero saludaron con Mahalo (La Nada Colectiva/Mamá Vinyla, 2016), después nos llevaron de excursión a La Jungla (Hidden Track, 2017). Y ahora quieren que pasemos con ellas la noche en un Guateque sangriento (Hidden Track, 2019). Les va la marcha. Y a nosotras también.
Guateque sangriento no llega a los diez minutos. Tres canciones de amor a los 180 segundos, ritmos de batería y lo-fi. Con un sentido continuista, Aloha Bennets siguen quemando etapas en la escena garajera barcelonesa y apuesta por ello cuando el hype ahora está cubierto por géneros como el trap o la neopsicodelia. Velas de Ikea, San Pancracio puro y blanco y un par de cirios como presentación de los tres cortes que conforman este micro EP: «Katana», «No acabará» y «¿Qué es eso?».
«Katana» se te clava en la yugular aún cuando tu memoria popular recuerda el one hit de Las Primas en sus rimas.Menos mal que la batería nos recuerda que el hula hula ahora pasa por ser punk embarrado. Y que no escaparás por todas. Le pese a la sentencia, a los medios y a los partidos políticos que les pese. En «No acabará» el ruido barrunta y se convierte en esencia grunge y yeyé en un medio tempo con el que repasar nombres de la escena subterránea del último lustro. Y se despiden con una conocida de sus directos, «¿Qué es eso?», con unas Aloha Bennets gamberras y divertidas que parecen abrazar a Las Bistecs y a Las Odio en un único abrazo. Baños de antros a las cuatro de la mañana, pies pegados en el suelo, botellines de etiquetas despegadas. Y ruido. Ruido que convierte a Aloha Bennets en un terremoto dentro y fuera de su Guateque sangriento.