Lukiek vuelve a pisar Madrid tras la publicación de su primer disco, Lukiek #1. Esta vez estuvieron acompañados por Mapache, banda madrileña de punk rock.
Fotografía: Franco Higa
El puente de la Constitución, al igual que llevó a muchas personas fueras de la capital, también trajo a otras tantas. Principalmente pasó lo que nos gusta: no paró de haber conciertos en las salas madrileñas durante estos días festivos. En esta ocasión nos acercamos hasta El Perro de la Parte de Atrás del Coche para deleitarnos con el punk en euskera —con toques de grunge y garage— de Lukiek, venidos directamente desde Mungia y acompañados por los locales Mapache.
Jugando en casa, la noche empezó con el concierto de los madrileños Mapache. Su repertorio fue bastante corto, pero bastó para apelar al sonido de bandas nacionales sonoramente similares, como Nogato y Weak o incluso Wild Animals o Jaime 4 President. Mapache dejó riffs contundentes sobre el escenario a través de sus canciones eclécticamente rotundas, sin olvidarse de dedicar alguna canción a aquellos que ya no están. Como ellos mismos se definen a través de sus redes: rock, rabia y melodía.

Después de Mapache le tocaba a Lukiek pasar por el escenario. En verdad, si algo se le puede echar en cara a El Perro de la Parte de Atrás del Coche es la barra que hay entre los artistas y el público, que entorpece la cercanía y contacto: en resumen, te corta bastante el rollo. Sin embargo, para el trío formado por Josu (guitarra y voz), Antton (bajo y coros) y Christian (batería y coros) la distancia que interponía ese pedazo de madera no fue impedimento alguno.
Fue un concierto sin pausas, salvo para afinar. Sin dar respiro alguno descargaron toda la energía sobre la tarima y, por ende, transmitieron esa fuerza a un público que no dejó de corear sus canciones, poguearlas y de levantar hasta el cielo a algunos de los allí presentes. El sonido de Lukiek es compacto y a veces resulta complicado llevar ese conjunto del disco al escenario, pero es que ellos lo llevaron al extremo; lo desbordaron, más bien. Todo ello llevado por una ejecución perfecta por parte de los tres, cada uno en su respectivo instrumento. De hecho, decir que su propuesta es arriesgada se queda corto: presentar un proyecto en euskera supone afrontar una batalla difícil de ganar. A pesar de ello, este factor fue el que me hizo darme cuenta realmente de que es cierto que la música no entiende de idiomas; tanto como para disfrutar del concierto como una cría más.
Lukiek tiene un futuro prometedor por delante y apenas está despegando. El hecho de que cada riff sea mejor que el anterior, que parezca que en cualquier momento van a saltar a devorarte o la conexión que tienen entre ellos tres, está presente en esos metros cuadrados de escenario. Incluso esos momentos en los que Josu canta a las pastillas de su guitarra en vez de al micro son factores distintivos y acentuables de todo lo que esta banda tiene para ofrecer. Los temas más sonados aquella noche en la sala fueron, «Kontuz!», «Nondik Zatozie», «Hidrogenoz» y ya encarando el final «Pitagoras» y «Vanpiro Zara Orain».
Si hubiese que definir a cada uno de la banda quedaría algo similar a baterías desfibrilantes, bajos sólidos a más no poder y disonancias de guitarra punzantes en estado puro. Su directo es una pasada. No dudaría en volver a repetir mil y una veces esta noche.