La semana pasada visitamos la Sala 0 para asistir al concierto inaugural de la gira de Yawners, que contaron con la compañía de Chloral.
Fotografía: Eva Sanabria
El pasado sábado 1 de febrero inauguramos el mes en curso con el primer concierto de la nueva gira de Yawners en la Sala 0. Hace ya un año de la publicación de Just Calm Down (La Castanya, 2019), pero su reedición a finales del año pasado ha sido un fantástico pretexto para volver a disfrutar de las canciones de la banda en Madrid. Además, los madrileños Chloral fueron los encargados de acompañar a Yawners sobre el escenario en esta importante fecha.
En menos de un año he visto a Chloral en directo en un total de cuatro ocasiones, por más que normalmente intente no ver a un mismo grupo más allá de un par de veces durante una misma etapa de su trayectoria. Chloral practicamente acaba de comenzar su recorrido como banda y, además de una maqueta autoeditada que he escuchado más veces de las que me atrevería a confesar, tan solo cuenta con un EP recién publicado. Con todo, el grupo ya ha tenido tiempo de imprimir el primer —y acertado— golpe de timón al descartar el inglés en favor del castellano. Su repertorio aún exhibe una cohabitación lingüística visible en la yuxtaposición de «Chocolate», primer adelanto de su EP Bellavista (Intromúsica Records, 2020), y «Bleach», el tema más señalado de la maqueta Endless Dreams in Violent Motions (autoeditado, 2018). Su nuevo EP sonó al completo e incluso el muñeco que aparece en el vídeo de «Supernova» yacía en un rincón del escenario, a modo de atrezo. La mencionada «Supernova» fue la canción con la que Chloral casi cerró su concierto, aunque a modo de despedida nos regalaron una encendida versión de «Ex-lion Tamer» de los británicos Wire.
Por contra, el concierto de Yawners presentaba cambios desde la última (y única) vez que había visto el grupo en directo. Aquella ocasión tuvo lugar en un festival y en su formato original de dúo: sí, Yawners ahora es un trío en el que Elena Nieto continúa llevando la voz cantante y al que se ha sumado Teresa Iñesta (de Repion) como reemplazo de Martín Muñoz en la batería, además de contar con un bajista que nos fue presentado como Tomás.
La actuación comenzó a toda pastilla, si bien un problema con la correa de la guitarra de Elena forzó una abrupta interrupción. Solventado el incidente, Yawners comenzó con un concierto que no sabría muy bien si definir como pop punk, punk rock o power pop, pero sí como directo, contundente y melódico. «Please, please, please» llegó a una hora temprana y fue bien recibida, aunque su acogida palideció si la comparamos con la dispensada a los temazos de la segunda mitad del concierto. La expresión feliz de Elena reflejaba el fervor desplegado por el público en canciones como «Seaweed» o «The Friend Song», con conatos de invasión del escenario, miembros del público volando, enérgicos bailes en primera fila y demás. Sin embargo, todo ello quedó en casi nada al lado del paroxismo que supuso la llegada de «La escalera», con el público coreándola a voz en grito a modo de argumento inapelable en favor del castellano: no cabe duda de que Chloral le ha tomado la delantera a Yawners en este aspecto, aunque cuando se cuenta con composiciones tan redondas como las de Elena Nieto las cuestiones lingüísticas sean un tema menor.
