Wurlitzer Ballroom se anima con la cerveza artesanal a través de su Support Squad Pack: pale ale y diseños exclusivos.
Si hace unos días os hablábamos sobre la unión entre Subterfuge y La Quince, el lúpulo vuelve a ser el protagonista dentro de la esfera musical. Esta vez en uno de los locales más míticos de los últimos años en Madrid: Wurlitzer Ballroom.
La hecatombe que ha supuesto la presencia ininterrumpida del bicho-19 ha traído consigo las conocidas consecuencias económicas y culturales, sociales y mentales. Para cada individuo y para la comunidad al completo. La resiliencia y la reinvención han formado parte del vocabulario de la industria musical, en esta ocasión, muy a su pesar. Las giras se han aplazado, los aforos reducido y las salas de música en directo han exprimido sus células grises para dar con una vía de escape a los cierres y futuros inciertos. Merchandising, abonos anuales o sesiones en streaming son sólo algunas de las propuestas lanzadas por los supervivientes. Wurlitzer Ballroom, una de las cuevas más antológicas de la última década, se ha decantado por la cerveza.
Como bien indican ellos mismos, en la Wurli se da de beber. Y a falta de música en vivo (al menos tal y como la recordamos en la alargada sala), el bebercio puede ser una salida. Cerveza artesanal y ocho diseños creados (y cedidos) expresamente para subsistir y echar una mano con la compra de sus Support Squad Packs. Ricas pale ales de edición limitada con etiquetas creadas por Borja Bonafuente, Pakoto, Cristóbal Fortúnez, María Roca, Olaya Pedrayes, Glez Studio, Puri Salvi, Álvaro Pérez-Fajardo, ATAKATANAKA y por los propios dueños de la Wurlitzer Ballroom. Ilustraciones heterogéneas para dar forma a todas esas noches vividas en el local sin rótulos de la calle Tres Cruces. La media docena, la entera o la doble para beber la Wurlitzer Craft Beer mientras la música nos lleva a sus aniversarios, sus conciertos y sus noches sin reloj. Puedes hacerte con tu Support Squad Pack aquí.