Hablamos con Ariana Abecasis sobre su último disco, Adiós, no es para siempre, de encontrar tu propio camino y del poder sanador del arte.
Fotografía: Sara Costa
Nos presentas Adiós, no es para siempre [Luup Records, 2021], tu nuevo trabajo tras Philosophades [autoeditado, 2015]. Estarás harta de que te digan que hay un evidente cambio de sonido entre los dos trabajos, ¿cómo ha sido el viaje de ir de esa sonoridad a esta que nos presentas ahora?
Ha habido muchos cambios a muchos niveles. Primero, uno a nivel personal, en cinco años ha habido una evolución personal, he viajado, me he encontrado… después de Philosophades me tomé un año sabático, de encontrarme un poco a mí misma y ahí fue cuando empecé a pensar en qué es lo que quería hacer, y a qué me quería dedicar realmente. Esto que estoy haciendo es el fruto de lo que encontré hace tres o cuatro años.
A nivel estilístico o quizás a nivel de sonido sigue habiendo la misma búsqueda que siempre ha habido en mi música, que es una búsqueda sonora, de experimentación, de captar todo lo que me pasa en mi presente y en mi vida y he cogido un poco de todo lo que me inspira y me gusta y lo he llevado a mi terreno.
Adiós, no es para siempre es un disco muy ecléctico, pero suena muy actual tanto a nivel de melodías como en las letras. ¿Sientes que es un disco que refleja las tendencias del año que acabamos de empezar?
Puede ser, pero yo personalmente no estoy muy al día de lo que está pasando en la música hoy en día. Sí que escucho a algunos artistas que me gustan, pero no sé que es lo que realmente está pasando. Me llena de orgullo que me digas eso en realidad, porque es uno de mis objetivos como artista, estar al día y de innovar. Y en cuanto a las letras, al cantar en español me he inspirado en artistas actuales y eso seguro que se ve en las letras, y seguro que por eso se ve más actual.
Ya hemos hablado de los diferentes estilos que hay en el disco, desde la electrónica hasta canciones más melódicas, pasamos por algo de latineo… pero están todas perfectamente acopladas y nos muestran que eres una persona muy versátil, con letras también muy dispares. ¿Te has parado a pensar cuántas caras, o mejor dicho, cuantas versiones de ti nos muestras en este álbum?
No lo he pensado, pero me gustaría hacerlo contigo si quieres.
Venga, vamos.
A ver, la primera canción del disco es «Flower Smiles», que es quizás la más experimental de todas, la más melancólica, pero al mismo tiempo rompedora.
A nivel sonoro me cuadra con «Yo sin ti», podrían ser como hermanas separadas al nacer.
Quizás por el final de «Flower Smiles», ¿no? El final tiene ese ritmo más cañero, como más entrecortado, más subdividido que «Yo sin ti» también lo tiene, puede ser.
¿Podría haber otra cara con «Nada te pido» y «Cupido» más agresiva, más de sacar una catana y hacer un Kill Bill?
¡Es verdad! «Cupido» es una canción que mantiene la tensión constante, en ningún momento explota, como que hay una intensidad todo el rato por debajo. Y «Nada te oido» tiene este aire quizás más de catana, más de romper… como cuando hablo de las balas en «Cupido» y cuando hablo del cuchillo en «Nada te pido». Así que sí, me parece una buena unión.
Me parece que tendríamos otra cara con «Y» más íntima, que me recuerda un poco a «White Horses», aunque no sé por qué ahora les busco una pareja a todas…
Sí, también puede ser. Las dos son en inglés y son más íntimas y más crudas. A mí me parece que «Y» y «Adiós, no es para siempre» tienen bastante en común, es casi a piano y voz.
Llevamos ya tres caras, que está bastante bien para un disco, ¿ves alguna más?
Bueno también tenemos «FIVE» que es la más agresiva de todas.
Y es la más corta del disco, termina y te queda la sensación de que te ha sabido a poco.
A mí me gusta mucho que las canciones duren poco, no me gustan mucho las canciones largas. «FIVE» dice mucho en muy poco, y no queríamos decir más. Es muy atrevida, es muy agresiva, directa y tenía que ser corta, no podía durar más.
Hablando de la duración de las canciones, solo hay dos que pasan de los tres minutos, pero se nota que cada tema está perfectamente cuidado y trabajado al detalle y con mimo. ¿Ha influido eso en la duración, podría decirse corta, de las canciones?
Con Joan [Borràs] en el estudio trabajamos muy al detalle. Cuando empezamos una canción, comenzamos a añadir elementos, poner y quitar… hay una lluvia de ideas, al principio. Y sobre todo vemos qué dirección va tomando ese tema. Trabajamos mucho al detalle, miramos mucho y muy bien la estructura, qué es lo que funciona en esta estructura, si realmente eso que está ahí tiene que estar o no… Hay un trabajo de reflexión muy grande y muy profundo, y por eso creo que se refleja lo que has dicho.
Has trabajado junto a Joan Borràs de Oques Grasses en la producción del disco y la masterización ha sido de Joan Laporta. ¿Cómo ha sido este proceso de trabajo para crear este disco?
Ha sido una producción muy variada, hace dos años que estamos haciendo este disco en realidad. Ha sido un disco cocinado muy a fuego lento y muy desde la reflexión, desde el no tener prisa para nada. A él le conozco desde hace diez años y trabajamos juntos desde que nos conocimos. Trabajamos muy mano a mano, la mayoría de canciones las hago yo en casa o tengo alguna idea de la melodía, o a veces le llevo maquetas hechas con una estructura, a veces simplemente le llevo una melodía y unos acordes y luego vemos qué hacemos, él también me propone ideas, se pega muchas horas en el estudio poniendo cositas suyas… Es un trabajo muy complementario y es muy guay trabajar con él.
¿Cuánto de importante la coma del título del disco? Porque una coma puede cambiar vidas.
Sí, ¿verdad? Es importante. Primero le das importancia al «adiós», cuando tienes este sentimiento de melancolía, de tristeza y de esperanza al mismo tiempo, uno se para en lo triste, en el adiós. Pero luego «no es para siempre», realmente la coma divide estos dos mundos y refleja también la dualidad, que me gusta tratar mucho siempre en los temas. Nos decimos adiós pero en realidad nada perdura hasta el infinito. Para mí es también una metáfora a lo que nos pasa en la vida, pensamos que tenemos un asunto zanjado y luego no. A veces simplemente nos pensamos que algo se ha terminado que nos gustaba mucho y de repente vuelve a tu vida. Me gusta mucho este nombre para el disco.
En cuanto a letras, vemos que eres una persona muy sentimental, muy sentida y eso lo reflejas en letras muy íntimas. ¿Te ha costado «desnudarte» emocionalmente para el disco o ha sido un proceso más terapéutico? ¿Te has sentido vulnerable, te ha empoderado, o las dos cosas?
Todas son correctas. Me mucho gusta esta pregunta. Tal y como yo vivo el arte y el proceso creativo, lo vivo muy desde primera persona la gran mayoría de veces. En cuanto a letras, a mí siempre me cuesta mucho expresar realmente lo que me pasa, o lo que siento. Pero a veces siento cosas que no le puedo poner una historia en concreto. Hay letras que me salen de un momento de tristeza profunda, hay otras que me han salido porque sentía esa emoción, porque necesitaba plasmarla y me ha salido directamente, hay otras en las que he querido realmente narrar una historia desde un punto de vista quizás más creativo, más abstracto, como «Cupido», «FIVE» o «Yo sin ti», que han sido canciones más pensadas. Y hay otras que han sido más directas. En general siempre es un proceso de catarsis, no sé como decirlo. ¿No te pasa que a veces estás triste y te pones una canción y de repente la escuchas y sales como distinta? Pues lo mismo pasa con hacerla. A veces tienes una emoción, haces una canción y piensas «ay mira, ya me he liberado». El arte tiene este poder que nos ayuda a encontrarnos a nosotros mismos, y a encontrar nuestra esencia y nuestra verdad, que al final es por eso por lo que hago arte, para encontrarme a mí misma.
El arte tiene este poder que nos ayuda a encontrarnos a nosotros mismos, y a encontrar nuestra esencia y nuestra verdad, que al final es por eso por lo que hago arte, para encontrarme a mí misma.
Podemos decir que, aunque sea un disco muy variado y versátil, estamos ante un álbum conceptual, que tiene al amor y sus diferentes versiones como punto de unión. ¿Cómo ha sido el proceso de crear este viaje a través de los diez temas del álbum y has seguido algún criterio a la hora de ordenarlas?
En mi caso, la mayoría de cosas nacen desde la intuición, de lo que siento. A la hora de escoger el orden de las canciones, una vez las tenía todas hechas me las ponía una después de la otra y decía «no, esta tiene que ir después de esta, esta detrás de esta otra». No tanto por el contenido de la letra sino más por lo que me transmitía la canción y cómo me hacía viajar el orden.
A nivel conceptual, es un álbum que se ha convertido en conceptual. No tenía como punto de partida ser un disco conceptual, sino para mí el punto de partida era crear, experimentar y encontrar mi propio camino y mi propio sonido, mi propia esencia y plasmarla en el álbum. Se ha convertido en algo conceptual porque realmente al final he dicho «es que tiene ese nexo de unión» y así he creado este álbum.
Aunque me has dicho antes que no estás muy al día del panorama musical, sí que hay algunas referencias a otras bandas, como podrían ser Florence + the Machine, FKA Twigs, en los sonidos urbanos podría recordar un poco a Rosalía o incluso a Cupido por las letras…
Lo de las referencias es algo que desde fuera quizás se ve muy claro, pero desde dentro, mientras lo estás construyendo no es tan claro. Es decir, yo puedo tener unas referencias que me mueven a la hora de crear y de hacer lo que hago porque tengo tendencias hacia ciertos artistas, tengo un gusto por algo. Hay artistas que me inspiran en distintas partes, en distintos ámbitos del arte. Y yo, inconstantemente pues me sale algo que lo siento muy verdadero pero que realmente tiene un montón de referencias. Pero mi mirada, mi referencia siempre es «me gusta esto, lo siento honesto», mi gran referencia es mi intuición.
Mi gran referencia es mi intuición.
Se ve que eres muy detallista y muy cuidada y no solo en la música, si no en la parte más visual que vemos con el arte del disco. ¿Qué querías transmitir con esta sesión que recuerda a una pintura renacentista, como un cuadro de Botticelli y cómo encaja en todo el imaginario del disco?
La portada del álbum no refleja cada una de las canciones. Por ejemplo, hay un álbum de Oques Grasses en el que cada canción tiene una portada y luego todas se unen para formar la portada del disco, y eso sí que tiene más unión que lo que he hecho yo con este álbum. Pero, aunque no se reflejen todas las canciones, sí que refleja un mood general, una idea general de mis gustos, de que es lo que me gusta y de lo que transmite el disco.
La portada la construimos a raíz de una idea central que era la herida. La idea era cómo plasmar la curación de esa herida a nivel visual. Nos inspiramos en cómo la naturaleza sana tu cuerpo, tus heridas. Por eso aparecen los pétalos en mi cuerpo como metáfora de que la naturaleza en realidad nos cura y nos sana. Después nacieron un montón más de referencias, como en este caso se ve muy claro, la Venus de Botticelli.
Presentarás el disco en directo en marzo —si la COVID lo permite— en el Curtcircuit de Barcelona. ¿Cómo afrontas el reto de pisar un escenario con la situación actual? ¿Cómo tienes pensado montar un espectáculo con un disco tan versátil, con canciones tan dispares?
Bueno, va a ser un reto en el que hay que empezar a trabajar y construir. Tengo algunas ideas, pero me lo tomo con confianza, con positivismo y con ganas de conseguirlo. A nivel de formación pues será trío y todo lo demás aún no se puede desvelar, ya se descubrirá el doce de marzo.
Para terminar, te lanzo una pregunta que me gusta hacer y más con un disco como el tuyo, ¿con qué tres palabras lo definirías?
Honestidad, juego y amor.