Caballo Prieto Azabache se envuelve en melancolía y positivismo en su nuevo sencillo, «Magnate y mecenas», en compañía de Xoel López. Y del Dépor.
Una es madrileña de nacimiento pero berciana de adopción. Lo que significa que pertenece a la quinta provincia de Galicia. Y que en sus veranos la televisión de los abuelos retransmitían el trofeo de Teresa Herrera. El Dépor era el equipo de las vacaciones. Y el Superdépor, el de las grandes ocasiones.
Los noventa. Esa década en la que la selección parecía sumar buenos jugadores, grandes promesas, pero nunca remataban la faena. Esa época en la que el factor sorpresa aún seguía vivo y las ligas no se repartían entre duunviratos ni triunviratos. Unos años en los que el Deportivo de la Coruña, ahora embarrado en la Segunda División B española, llenaba las portadas por su juego y sus jugones. Por sus ligas perdidas y ganadas. El prototipo y el Superdépor. Arsenio penando por el penalti fallado por Djukic ante el Valencia, su futuro equipo. Mauro Silva. Djalminha. Feiraco y Fadesa. Donato nacionalizado compartiendo vestuario con Fran y Víctor del Amo. Los goles caídos de los bolsillos de Bebeto y Makaay. Jabo Irureta sonriendo mientras Lendoiro aumentaba la talla de su cinturón.
Amancio Ortega no es del Dépor (que sepamos), aunque The Sun lo diga. Pero somos libres de crear historias a partir de estos disparates. Historias para crear un sentido de unión y de esperanza. Caballo Prieto Azabache así lo ha creído en «Magnate y mecenas» y, junto con la colaboración de Xoel López, han creado este himno no oficial de apoyo a los seguidores deportivistas. Una llamada al orgullo blanquiazul, a portar el pin del escudo como en los años dorados de Riazor.