El grupo valenciano Los Puñales de Martín publica su primer EP, Tengo que ser bueno en algo, bajo el sello Desorden Sonoro.
La nueva sensación valenciana ha decidido publicar su primer EP después de publicar sencillos a la velocidad en la que se engulle un fartón. El formato elegido por Los Puñales de Martín ha sido el vinilo, el sello discográfico Desorden Sonoro y atiende al nombre de Tengo que ser bueno en algo (Desorden Sonoro, 2021). Pues va a ser que sí que lo son.
Apadrinados por La Plata —Diego Escriche se encuentra tras la producción del mismo—, Los Puñales de Martín no defraudan. Te dan lo que esperas. Pop underground con cierta querencia hacia el grunge menos sucio. Energía durante apenas diez minutos. Lo que dura una cerveza en una terraza en verano. Ese pequeño oasis a disfrutar mientras cae la gota gorda. Así de fresco resultan los tres temas que conforman este Tengo que ser bueno en algo.
La aventura de Los Puñales de Martín comienza con «Dolor y dinero», un tema musculoso con unas guitarras de cierto toque surf que ahonda en las realidades billeteras que encontramos en los nuevos referentes culturales y esa rutinaria sensación de sentirse viejo al rozar la treintena. Una situación de angustia que tiene su segundo capítulo en la siguiente referencia del EP, «Ferrari», o la insoportable temporalidad tras soplar las velas. A pesar de su atmósfera melancólica, tan cercana a la despedida sentimental, la banda valenciana no cae en lo sombrío. Y así se demuestra en su último corte, «Este Madrid» (entusiasma pero no convence), en el que pese al hastío reinante en la vida del joven medio actual, los valencianos consiguen gracias a sus cuerdas y teclado no dejarse arrastrar por la nube tormentosa ni se rebozan en su propio barro. Hay luz en el futuro. En los sonidos que llegan de las nuevas juventudes. En la música de Los Puñales de Martín.