El Buen Hijo publica ¡PAN, PAN, PAN!, su primer largo con el sello Sonido Muchacho. Pop luminoso para disfrutar del verano.
Fotografía: Sharon López
La formación liderada por Alicia Ros y Marcos Frías publicó a mediados de junio ¡PAN PAN PAN! (Sonido muchacho, 2021), su primera referencia con el sello Sonido Muchacho (quienes también cuentan con Cariño entre sus filas). Treinta minutos de pop desenfrenado en los que, sin embargo, El Buen Hijo abre fronteras y escapa de su zona de confort.
Once cortes enérgicos, de sonido brillante y letras costumbristas. Un guiño a la rutina del veinteañero medio, a la desazón del desamor y a las vías de escape encontradas de casualidad. La cara amable de Detergente Líquido, su banda (casi) hermana. El Buen Hijo fue dejando migas de pan en forma de adelantos como fueron la torpedeante «Aunque pene», la amable «¿Qué tal?», la fílmica (con giro dramático) «Río de Janeiro» o la punkarra «El muro de Aljucén». La escucha del quinteto crea el mismo efecto que las novelas de Miqui Otero: quizás nunca hayas paseado por El Raval ni escalado la sierra de Gredos, pero la identificación con sus personajes y su mensaje es instantánea. Esa chispa. Ese gesto. Esa frase. Esa normalidad.
Pero ¡PAN PAN PAN! no se sustenta sólo sobre sus sencillos. Este caramelo estival esconde sorpresas muy refrescantes como la enérgica «¡Cuánta variedad!», la canónica «No sé muy bien qué contestar» o la sesentera «Abriré caminos», un himno pop que podría haber firmado Guille Milkyway en los primeros 2000. El Buen Hijo siempre aprieta la tecla adecuada. Siempre resultan frescos. Y eso, en la actualidad, es un bendición y una rareza. Con mi melena de fuego voy a quemar el mundo entero, espero tener decencia.
Escuchar a El Buen Hijo es como montar en la montaña rusa en bucle, como perderse en los toboganes del parque acuático más cercano. Son el verano, el soplo del abanico a cuarenta a la sombra. El primer trago de una jarra de cerveza en el Dos de Mayo. Las horas de luz. La vida.