El otro trabajo de los músicos

El otro trabajo de los músicos

Te contamos a qué se dedican algunos de los músicos independientes de este país: segundas vocaciones y oficios de supervivencia.

«¿Músico? Ya, ¿pero en qué trabajas?» es una de las preguntas que más molestan a los artistas y en muchos casos,  por suerte o por desgracia, tiene mucho de verdad. Es muy frecuente que los artistas independientes de este país tengan otro trabajo, algunos por obligación y otros para no tener que hacer concesiones en su carrera y poder seguir haciendo la música que quieren sin la necesidad de vender muchos tickets.

Es muy frecuente ver que muchos se dedican a profesiones relacionados con la música (mánagers, técnicos de sonido, DJ, etc.), camareros y otras profesiones creativas como el marketing, la programación informática o el diseño gráfico, pero hay casos que son menos comunes y algunos muy curiosos.

Uno de los casos más conocidos es el de Jorge Martí (La Habitación Roja) quien, como pudimos ver en el documental En medio de la nada (2018) compagina su actividad en la banda con su trabajo como enfermero en un centro  para pacientes de alzhéimer  en Noruega. En el campo de la sanidad, también como enfermera, nos encontramos con la madrileña Valdivia, que se reencuentra con los escenarios tras un último año en primera línea cuidando a pacientes de COVID-19 en la UCI de un hospital de Madrid.

También se dedican a la salud, esta vez mental, el madrileño Luis Brea, que ejerce como psiquiatra, al igual que Miren Iza (Tulsa), quien confiesa que el no vivir exclusivamente de la música es beneficioso porque no tiene la necesidad de tener éxito con cada trabajo que publica y que puede financiar su carrera con su profesión habitual.

Guille Mostaza
Guille Mostaza, de pizzero a uno de los músicos fundamentales del indie nacional

Otros, en algún momento del camino, han decidido vivir exclusivamente de la música, pero antes han tenido que compaginar su vocación con trabajos de los más dispares, como el caso de Guille Mostaza, que, mientras los fines de semana empezaba a triunfar con Ellos, podía ser el pizzero que te traía la cena, instalarte una antena o traerte la leche a domicilio. Los chicos de Viva Suecia hasta hace un par de años podían ser cabeza de cartel en un festival el sábado y llegar el lunes puntuales a las ocho de la mañana en la planta química donde trabajaba Jess Fabric o en la sucursal bancaria donde era economista Alberto Cantúa,  que llegó a morirse de vergüenza cuando algunos clientes entraban en el banco con la camiseta de la banda o que lo iban a ver a sus actuaciones. En una ocasión, al salir de un concierto, una chica le llegó a decir «Es increíble porque tienes un hermano gemelo en una oficina de Lorca» y hasta tuvo que darle una tarjeta para convencerla de que se trataba da la misma persona.

Alberto Cantúa
Alberto Cantúa, guitarrista de Viva Suecia y economista

Anécdotas curiosas tienen los gallegos Moito!, ya que su cantante, Felipe Castro, odontólogo de profesión, tuvo que atender una urgencia en su clínica a distancia desde un concierto, enviando mensajes entre canción y canción mientras sus compañeros afinaban. Su batería, Diego Guillín, es caldereta en un atunero y tiene que embarcarse temporadas de cuatro meses, con lo que nos podemos imaginar lo difícil que es compaginarlo con la banda.

Cosas de ser gallegos, también relacionado con el mar está Dani Carrera (Los Marcianos), que se encarga de gestionar la entrada de barcos de mercancías en el puerto de Vigo y cuidado con las aduanas, porque si cometes un delito podrías encontrarte con Juanma Carmona (Niños Mutantes), que trabaja como abogado de juicios rápidos en el aeropuerto de Granada y, por cierto, se ha encontrado con que al acabar algún juicio, el juez le haya espetado un «abogado, enhorabuena por su último disco».

Dedicados a la docencia está gente como  Susana Merino (Lúa Gramer), que trabaja de profesora con los más peques en Badajoz o Santi Diego (Capitan Sunrise) que enseña música en un colegio, también a alumnos de primeria. Si en su día llamó la atención que Joaquín Rodríguez, bajista de Los Nikis, haya acabado de piloto en Iberia, protagonizando además alguna divertida historia con los jugadores del Barcelona, tiene relevo entre los cantantes actuales, ya que Germán Salto pilota un Airbus 340, así que mismo te lo encuentras con su guitarra en la sala Siroco, que llevándote a Nueva York.

Es muy conocido que Mikel Erentxun estudió, aunque nunca llegó a ejercer, la carrera de arquitectura, pero no es el único músico arquitecto, Adrián Riquelme, de Claim, tiene su propio estudio y su doble vida le ha hecho hasta vestirse diferente para ir a trabajar y alguna vez ha recibido algún correo electrónico de una clienta que les sigue por las redes en plan «Qué, ¿has dejado ya la guitarrita? Que quiero hacer cosas en casa».

También es frecuente encontrarnos a gente relacionada con la hostelería, como el caso de Eric Jiménez (Los Planetas, Lagartija Nick) que regenta El Bar de Eric en Granada, de Silvia Superstar (Aerolíneas Federales, The Killer Barbies) que tiene a sus espaldas una trayectoria como propietaria de diferentes bares en Vigo, Madrid e Ibiza. También el madrileño Deckard es camarero en un Rodilla y no duda en apuntarle sus singles en servilletas cuando ve entre los clientes a músicos o gente de la industria.

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