El pasado viernes asistimos a un amoroso programa doble en el Maravillas Club de Madrid a cargo de Amor Butano y Julia Amor.
Fotografía: Eva Sanabria
El viernes 1 de octubre regresé al Maravillas Club de Madrid cerca de dos años después de mi última visita, con motivo del concierto de Cuchillo de Fuego y No Fucks allá por febrero de 2020. No esperaba grandes cambios en el recinto, aunque las restricciones para atajar la pandemia se han dejado sentir en el pequeño graderío instalado en la sala, algo inédito hasta fecha reciente en una sala de conciertos de este tipo. Sin embargo, la música no tardó en imponerse a cualquier posible atisbo de añoranza por tiempos pasados, mejores o no.
El comienzo de la velada corrió por cuenta de Julia Amor. La cantante andorrana afincada en Barcelona subió al escenario una media hora después de la apertura de puertas, escoltada por Chri Blau a las segundas voces y teclados. La propia Julia acudía bien pertrechada de estos instrumentos, hasta el punto de que la puesta en escena se resentía un tanto por el encajonamiento de la cantante entre ordenador, sintetizadores y aparatos varios. Tras arrancar con «Verano sin ti» —anunciada como primera canción compuesta para este proyecto—, la actuación consistió fundamentalmente en las canciones incluidas en el primer EP publicado por la compositora, el reciente No habrá hogar (Futuras Licenciadas, 2021). A estas canciones ya conocidas, Julia Amor añadió una versión de «El muchacho de los ojos tristes», de Jeannette, junto con dos nuevas composiciones tituladas «Heridas» y «Superextraño», escrita durante el confinamiento. Este último tema me pareció el más interesante dentro de un repertorio de carácter electropop que hacía pocas concesiones a lo festivo, en favor de un mayor énfasis en los componentes emocional y reivindicativo del apartado lírico. Por lo demás, los músicos realizaron una correcta defensa de su propuesta, destacando especialmente unos juegos vocales que, sin perderse en armonías complejas, si resultaban tremendamente efectivos.
Las componentes de Amor Butano subieron a un escenario dispuesto como una especie de mercadillo cyberpunk, donde a los sendos teclados de cada miembro se sumaba un buen número de sintetizadores dispuestos casualmente por el suelo, quién sabe si como atrezo o tal vez en previsión de fallos en los instrumentos principales. «Redes» fue la canción escogida para comenzar de manera potente una actuación que no se limitó a desgranar las canciones del fantástico Benimaclet (Jeanne d’Arc, 2021) y que contó con el reciente sencillo «Loba» —versión del original de Shakira— y las aún inéditas «Alicia» y «Tifón Salinas». El concierto fue tan breve como corresponde a una banda con apenas un EP y un par de sencillos publicados, pero capaz de entregar una traca final compuesta por la inquietante «Beyond», una «Butano y amor» que cada vez encuentro más notable y «Entropía», hit indiscutible de Benimaclet y donde no faltó el interludio de spoken word en francés. El sonido de la banda fue francamente bueno, con apropiada contundencia en las percusiones programadas y una electrónica tan capaz de generar atmósferas como de ofrecer una vis ratonera acorde con los momentos de mayor petardeo del repertorio. Por si fuera poco, los sintetizadores se vieron gratamente complementados por la guitarra empuñada por Diego Ferrando durante «Beyond», añadiendo una inesperada variedad sonora en un grupo que anticipaba como enteramente electrónico. Amor Butano no hizo sino confirmar lo ya expuesto en su todavía exigua discografía, despertando mi interés por escuchar las versiones de estudio de sus nuevas canciones pese a lo reciente de su debut. Más bombonas, por favor.