Estrenamos en primicia el nuevo videoclip de Suko Pyramid, «Restart». Aristócratas empolvados a ritmo de slow funk.
Fotografía: Irene Serrat
Una de las mejores sensaciones que la música puede dar es la del descubrimiento. La de encontrarse con tu nueva banda favorita sin conocer nada de ella hasta el momento de la primera escucha. La de dejarse llevar sin tener en mente comentarios positivos o negativos, simplemente dejando que fluya (o no) la conexión con ese nuevo sonido. Con Suko Pyramid así ocurrió. Una noche de marzo cualquiera, un concierto más en el Moby Dick Club. El único conocimiento de la banda principal (Fuckaine, siempre necesarios) y la sorpresa de su telonero, ese artista que continúa siendo un desconocido para el público sumergido. La magia del directo creando adeptos una vez más.
Suko Pyramid no ha dejado de crear antes y durante la pandemia. Su privilegiada mente es incapaz de mantenerse maniatada mientras las letras y melodías aparecen intermitentes en su hemisferio derecho. El creador no puede callar esas voces que le convierten en un artista tan inclasificable como fascinante. Hoy presentamos en primicia el videoclip de «Restart», su última publicación.
El artista multidisciplinar y sus secuaces se transforman en personajes de siglos pasados para jugar a ser burgueses tomando un desayuno en la hierba antes de la llegada de la perversión de Manet. A ser felices y bucólicos antes de que cortasen cabezas. A empolvarse la cara y maquillarse antes de que el glam lo recuperase. Suko Pyramid consigue transformar su composición lo-fi en una perfecta banda sonora para su personalidad canónica, combinando sus destellos jazzísticos y funkies con los retratos clásicos representados por el propio artista e invitados. Dirige Pedro Otero.