La semana pasada Chloral y Semana Santa consiguieron que de nuevo nos pusiéramos en pie en una sala de conciertos.
Fotografía: Diego Nistal
El pasado viernes 22 fue el día de los regresos. De la vuelta a los aforos habituales y los conciertos salvajes. De la música de pie y las sonrisas emocionadas de quién se sube al escenario sabiendo que su público bailará como el cuerpo le pida. Una noche perfecta para que Semana Santa y Chloral se dieran un homenaje.
La sala Siroco fue el lugar elegido para el estreno doble que se venía por parte del sello musical Intromúsica. Unos estrenos que compartían juventud entre sus filas, pero propuestas muy diferentes. Mientras que Semana Santa nos enamoró con su fresco post-punk, Chloral hacía lo propio con su shoegaze.
Los primeros en aparecer sobre el escenario fueron los valencianos Semana Santa. El trío llegaba con su EP Diatriba (Intromúsica Records, 2021) recién salido del horno y unas ganas tremebundas de mover a la masa. Su post-punk de sonidos contundentes y melodías vocales que alternaban entre Iván y Roser funcionaba a la perfección con temas ya reconocibles de su escueta discografía como «Sangre sucia» o «Demasiado tarde» pero también en cortes nuevos como «Nueva planta». El público tenía ganas de pogo. Semana Santa tenía ganas de pogo. Y el pogo no quiso hacerse el sueco y apareció de la nada mientras Roser era llevada en volandas. Hay que se ha venido a sudar, a divertirse y a recuperar el tiempo perdido. Y con el joven trío levantino parece tener esa fórmula que hizo grande a los grupos punk de los años del Rock-Ola. Si, además, le añades el plus de versionar a Triángulo de Amor Bizarro, nos matas de amor.
Acto seguido, sin apenas tiempo de recuperar líquidos previo paso por barra, Chloral aparecieron en escena. El cuarteto se presentaba emocionado y presentaba en sociedad a su nuevo integrante. No sería la única presentación: llegaban con su nuevo videosencillo bajo el brazo. Otra vez sonó bajo la atenta escucha del público que llenaba la Siroco. Un público que aprovechaba el mínimo atisbo de revolución musical para retomar el pogo y convertirse en personajes animados de Fall Guys mientras se dejaba llevar por los ecos más psicodélicos de la banda madrileña en temas como «Vamos muy deprisa» o «Llamacuelga». No hay que olvidar, en el día de las versiones, de su aplaudida renovación de «Las de la intuición», de Shakira. Y de cómo los presentes se volvieron completamente locos. El shoegaze más evocativo se convirtió durante unos minutos en el lo-fi más auténtico debido a la evaporación de una cuerda del frontman de Chloral. Un suceso que no bajó los ánimos y que siguió desatando la locura ante temas como La Danza o Chocolate. Y, como no podía ser de otra forma, echó el telón con la versión de «Amor ácido» (de Rojuu) ofrecida por el batería de la banda. Todo aquel que se personó en la sala Siroco, despareció de la planta baja con la ilusión de los niños el día de Reyes: la música en directo ha vuelto.