Lanzadera #54: Entrevista a Astrogirl

Lanzadera #54: Entrevista a Astrogirl

Hablamos con María Jesús Cabana, cerebro y corazón detrás de Astrogirl y autora del reciente álbum Portales.

Fotografía: Ferga’s Project

¿Cómo surge el proyecto de Astrogirl? ¿Qué te llevó a retomar la ambición de dar a conocer tu música después de un pausa tan prolongada?
Siendo totalmente sincera, el proyecto surge como resultado de varios años comprometida muy profundamente con un proceso de terapia psicoemocional. Durante los años de adolescencia y juventud temprana me toco experimentar dificultades de diversa índole a nivel psicológico, mental y emocional. Una serie de circunstancias que me hicieron perder por completo la fe en mí misma y apartarme del camino que quería trazar para terminar siguiendo consejos muy bienintencionados, pero equivocados.
Pasé la década de mis veinte realmente frustrada y hundida, creyendo que me había perdido para siempre de mi camino, luchando y bregando con estas condiciones de las que te hablo y algo así como «sobreviviendo», pero sin pasión por nada de lo que hacía, extraviada en la noche oscura del alma, si me permites la expresión.
El nacimiento de mi primer hijo, recién cumplidos los treinta, fue un revulsivo muy potente para este autoabandono de la etapa anterior. Yo era muy consciente de que no quería que mi hijo tuviera el ejemplo que yo estaba, en contra de mí misma, dando con mis decisiones vitales, así que busqué terapeutas y tuve la inmensa fortuna de dar con un grupo de personas increíbles que me llevaron de la mano a desandar todo lo mal andado y recolocarme en el verdadero camino de mi corazón.
La ambición siempre estuvo ahí, simplemente necesitaba recuperar la fe en mí misma, cosa que va sucediendo muy poco a poco, pero siento que ya sin vuelta atrás.

¿La evolución de tu proyecto responde a una visión planificada o ha sido en parte fruto del azar?
Diría que hay un poco de ambas. Siempre hay una parte de azar que hace que conozcas a ciertas personas que te aportan esto o aquello, o que te abren ciertas puertas, de las que aprendes unas u otras cosas, y en ese sentido mi evolución tiene parte de todo ello; pero después hay otra parte mucho más personal, que son las decisiones que se van tomando y las bifurcaciones que se van eligiendo.
Siempre tuve bastante claro el tipo de proyecto que quería construir, la clase de personas con las que quería trabajar, el estilo que quería adoptar y, en ese sentido creo que he ido dando los pasos que me han parecido más adecuados, dentro de mis posibilidades, en dirección a la idea que está en mi cabeza para Astrogirl, con lo cual diría que sí ha sido planificado. Digamos que he ido planificando con las cartas que me tocaron por azar.

Escribir letras en castellano es un arte en el que hay que hacer uso del ingenio de maneras que no sospechaba.

¿Qué punto de inflexión ha sido más importante: el paso del inglés al castellano o el cambio de la guitarra acústica por la eléctrica?
El cambio de la guitarra acústica por la eléctrica nunca ha sucedido, en realidad. Siempre he sido mucho más de eléctrica, de hecho comencé a componer y a dar mis primeros conciertos con eléctrica. Lo que ocurrió fue que cuando grabé mi primer EP estaba experimentando con la acústica, probando nuevas formas de tocar, aprendiendo la técnica del fingerpicking, buscando maneras de llenar el espacio en una canción sin el uso de efectos, etc.
La grabación me sobrevino como resultado del premio en un concurso de artistas emergentes. No tuve apenas tiempo a preparar ni planear gran cosa, fue visto y no visto, así que grabé las canciones tal cual las estaba tocando en aquel momento, que daba la casualidad de ser en acústico.
Ése es todo el misterio del paso de lo acústico a lo eléctrico: no ha sucedido en realidad, aunque escuchando mis trabajos de estudio lo parezca. Siempre he sido de sonido eléctrico.
El paso del inglés al castellano sí me parece que ha podido ser un punto de inflexión importante. Comencé cantando en inglés porque, a decir verdad, me gusta mucho más cantar en inglés que en castellano, sin punto de comparación. No sé bien por qué, desde muy pequeña he tenido una fijación con ese idioma. Cuando todavía no lo hablaba, me lo inventaba y mantenía conversaciones conmigo misma, imitando los fonemas y la entonación de ese idioma. Es una cuestión de sonido, creo.
Poco a poco fui aprendiéndolo por mi cuenta (lo que te enseñan en el colegio no sirve para gran cosa, por desgracia) y desarrollando más y más mi gusto por utilizarlo; así que, casi, casi de manera natural, cuando compuse mis primeras canciones, lo hice en inglés, por puro disfrute. No creí que fueran a tener ninguna repercusión, francamente.
Después fue sucediendo que mi música empezó a despertar cierto interés y comencé a ser consciente de que el inglés era una barrera para llegar al público. Muchas personas no lo entendían y, consecuentemente, no recibían el mensaje de las letras. Sí recibían la energía y la emoción, pero no el mensaje, y eso para mí era y es muy importante; vital, te diría.
Por otro lado, por mucho que me guste el inglés, no soy bilingüe y hay conceptos, ideas complejas, que me resulta imposible expresar en inglés; así que terminé llegando a un punto de no retorno en que me di cuenta de que necesitaba el castellano.
La verdad es que pensé que iba a ser triste para mí el cambio, como una renuncia; sin embargo ha sido todo lo contrario: una especie de liberación y una tarea harto divertida puesto que escribir letras en castellano es un arte en el que hay que hacer uso del ingenio de maneras que no sospechaba.

Sin la aportación de otras personas literalmente no habría grabado nada más que aquél primer EP.

¿Cuán importantes son para tu música las aportaciones externas?
Sin la aportación de otras personas literalmente no habría grabado nada más que aquél primer EP.
En mi primer LP, Toro [autoeditado, 2019], conté con la colaboración de parte de la banda que en aquél momento llevaba en directo: Samuel Pérez (batería) y Nacho Zaera (bajo y sintes) y con un guitarrista y cantautor del que he aprendido muchísimo: Felix Arias. Ellos trabajaron mano a mano conmigo para confeccionar los arreglos del disco. Y Guille Mostaza hizo toda la magia del estudio para darle el sonido que tiene.
En este nuevo LP fueron Guille Mostaza y Diego Perinetti —el equipo Alamo Shock—, quienes se dejaron la piel para vestir las canciones y el disco en sí como concepto unitario. Sin todo esto seguiría grabando discos a guitarra y voz.
Si a lo que te refieres es a cuán importante son los consejos, opiniones y críticas en mi música; cada vez menos y cada vez más, paradójicamente.
Cada vez menos porque a lo largo de mi carrera y de mi historia personal, he seguido muchos consejos en contra de lo que mi intuición me decía, por falta de seguridad en mí misma, y el resultado ha sido contrario a lo que buscaba; así que he ido aprendiendo a confiar más en lo que siento que en lo que me dicen.
Y cada vez más porque antes tenía tanta inseguridad que a veces, para defenderme de las ideas de otros, de su manipulación o su insistencia, he dejado de escuchar consejos que al final resultaban muy acertados, por pura oposición como afirmación de lo mío.
Con el tiempo voy aprendiendo a tomarme las cosas de manera menos personal, reposar las ideas, dejar madurar dentro de mí los consejos y críticas que recibo, hasta que estoy lista por dentro para decidir si eso vale para mí o no y si deseo hacer caso.

En alguna ocasión te has referido a la importancia de contar con referentes a la hora de desarrollar alguna actividad artística. ¿Cuáles son los tuyos?
Si me haces la típica pregunta de las cinco discografías sin las cuales no me iría a una isla desierta, te diría: The Beatles, Suede, Lana del Rey, Bunbury y Nacho Vegas. Quizá ahora mismo esos sean mis artistas de cabecera, pero mis gustos y referentes se mueven en el amplísimo abanico que abarca la música popular: más o menos pop, más o menos rock, más o menos electrónico, más o menos indie, más o menos psicodélico, más o menos íntimo… Me gustan muchísimos artistas de muy diferentes estilos y de todos aprendo algo.
Por dar algún nombre, a nivel nacional me encantan Rufus T. Firefly, Anni B Sweet, Christina Rosenvinge, María Arnal i Marcel Bagés o Ángel Stanich. Y a nivel internacional no imagino la vida sin Bowie, Leonard Cohen, Nick Cave, PJ Harvey, The Doors, Nirvana, Blur e infinidad de artistas más.

Me tomo muy en serio el desarrollo espiritual que como humana puedo alcanzar y ese camino es una fuente inagotable de ideas para las letras.

¿Dónde hallas la inspiración para tus letras?
Dentro de mí. Todo lo que digo es real, lo he vivido, lo he sentido, lo he experimentado y no hay ni una sola palabra en las letras de mis canciones que no sea verdad. Me tomo muy en serio el desarrollo espiritual que como humana puedo alcanzar y ese camino es una fuente inagotable de ideas para las letras.
Hasta ahora me he inspirado más que nada en los momentos y lugares oscuros del alma, porque fue lo que me ha tocado experimentar; pero creo que a partir de ahora comienza una etapa de ocupación y asentamiento en la parte esencial y luminosa de mí misma y es mi intención reflejarlo en mi próximo disco, que ya se está cociendo en mis adentros.

Para la grabación de Portales [autoeditado, 2021] has vuelto a trabajar con Guille Mostaza, quien ya participó en Toro. ¿Cómo ha sido el proceso de grabación? ¿Ha habido cambios con respecto al empleado en tu anterior trabajo?
Ha habido muchos cambios, sí. Toro lo preparé con la banda que tenía entonces, aquí en Coruña, en el local de ensayo. Los arreglos de Toro son obra de aquellos músicos. Lo llevamos a El Álamo todo bien atado; fue una grabación exprés. En cinco días grabamos el disco del tirón. Un proceso intenso y al modo tradicional: primero unas guías a guitarra y voz y después cada uno fue metiendo su instrumento en todas las canciones, seguido, todo de una vez.
Sin embargo para Portales, un poco por adaptación a las circunstancias de la COVID, aunque empecé a trabajar en las canciones también con la banda (lo mismo que para Toro), debido a las dificultades que suponía viajar a Madrid con todos ellos, los miedos de cada uno, el peligro que cada uno veía en exponerse a viajar, decidí cambiar radicalmente de planes y marcharme sola para hacer el disco mano a mano con Guille. Yo ya sabía de otros discos inmensos que había hecho así —por ejemplo Nuevas épocas [Subterfuge Records, 2018], de Soledad Vélez—, así que me animé.
Entre medias Guille conoció a Diego Perinetti a través de La Prohibida, que estuvo grabando disco allí justo antes que yo (otro disco inconmensurable, os lo recomiendo) y me propuso probar a hacerlo entre los tres. Mi confianza en la intuición de Guille es total, así que inmediatamente dije que sí. Diego resulto ser un genio, un músico talentosísimo, arreglista sin igual, creativo en grado máximo y encima una persona bellísima. No pudimos haber acertado más al contar con él y, de hecho, a raíz de esa grabación Diego entró a formar parte permanente del equipo Alamo Shock.
Entre los tres terminamos el disco en doce días. Montamos un «local de ensayo» en una de las salas de Alamo Shock que estuvo intacta durante toda la grabación, donde íbamos ensayando las canciones, arreglándolas y cerrándolas a la vez que las íbamos grabando. Fue una experiencia mágica y maravillosa, además de divertidísima.

Siempre he pensado que un trabajo discográfico debería ir acompañado de un componente gráfico y escénico que aportase más sentido y unidad a la parte puramente musical.

¿Cuál es la importancia del componente visual (vídeos, arte, etc) en tu trabajo?
Pues es un aspecto que me parece de suma importancia. Siempre he pensado que un trabajo discográfico debería ir acompañado de un componente gráfico y escénico que aportase más sentido y unidad a la parte puramente musical. En el caso de Portales todavía mucho más, al tratarse de un disco conceptual y tan narrativo.
Para el arte de este disco he contado con Agustina Jouandon, que es una artista argentina afincada en Galicia con un estilo muy acorde a lo que mi música pretende transmitir. Hizo un set de diez postales, una por canción, aprovechando el motivo del disco, que es un viaje chamánico, y en cada postal representó el paisaje y a los personajes que habitan cada canción del disco. Personalmente me parece una genialidad lo que ha hecho Agustina.
Los videoclips me parecen importantísimos también. Los míos los hace Olalla Ferga (Ferga’s Project), que es la chica que toca la batería en mi banda también. Ella y yo ya tenemos una relación de entendimiento bastante profunda y sabe perfectamente qué busco expresar cuando le pido un videoclip.
Me gustaría poder seguir desarrollando cuidadosamente el aspecto visual a lo largo de toda mi carrera.

¿Qué otras propuestas de tu escena más cercana te parecen interesantes?
Pues aquí en Galicia hay un montón de artistas, bandas y proyectos muy interesantes. Te puedo dar nombres que me fascinan, como: Momboi, Gancho Sanches, Sanny, Laura Lamontagne & Pico Amperio, Moito!, Moura y muchísimos más. La verdad es que la escena independiente está en constante ebullición, es una tragedia que sea tan difícil sacar la cabeza, porque de verdad, hay auténticas joyas.

¿Cuáles son tus planes para el futuro?
Para el futuro inmediato tengo por delante varias presentaciones de Portales, algunas en gran formato, con toda la banda y otras en formato más pequeño. Pero mi cabeza y mi corazón no paran y ya están cocinando a fuego lento lo que será el tercer álbum de Astrogirl.

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