El pasado viernes asistimos a un programa triple en Wurlitzer Ballroom con oscuridad a cargo de Playa Espectral, Dunkelwald y La Profecía.
Fotografía: Eva Sanabria
El paso del tiempo es el gran facilitador del fenómeno de la reapropiación, por el que términos inicialmente peyorativos pasan a ser utilizados por los colectivos contra los que se dirigían. En la escena musical esto es algo que se da con gran frecuencia y palabras como punk, shoegaze o grunge han perdido su carga descalificativa original para pasar a ser empleados casi a modo de gloriosas condecoraciones. No obstante, la palabra «gótico» continúa habitando en el limbo de lo demodé, si bien no debería tardar en resucitar una vez más y emplearse como descripción de ciertas bandas para las que el aséptico calificativo de post-punk se queda corto. El programa triple del pasado viernes 8 de julio en la madrileña Wurlitzer Ballroom fue una velada apropiada para el rescate de este término gracias a la presencia de tres bandas de filiación oscura: Playa Espectral, Dunkelwald y La Profecía.
Pese a llegar con el concierto de La Profecía ya iniciado tuve tiempo suficiente para apreciar el sonido de este cuarteto, cuya discografía hasta la fecha consiste en un EP homónimo publicado a finales del año pasado. Su sonido llegaba a recordar al death rock de Christian Death con un poso más electrónico y en su actuación destacaron «Uñas y dientes», así como una versión de «Lobo-hombre en París», el clásico de La Unión.
Quizá por estar más familiarizado con su repertorio había llegado a la sala con curiosidad por presenciar la actuación de Dunkelwald, que al menos en mi cabeza era el plato fuerte de la velada. Con el interesante Waldrauch (Polypiel Records, 2022) recién publicado, el proyecto de Marco Torremocha era el más consolidado de los que se habían citado aquella noche en la sala. Este último álbum suministró la mayor parte del repertorio de la banda, donde no faltó alguna canción procedentes de Vaho (autoeditado, 2021). «Maldición» supuso un verdadero punto de inflexión en el concierto, con las primeras filas del público bailando frenéticamente mientras una versión de «El signo de la cruz» —de Décima Víctima—, «Nada nuevo» y «Luces muertas» nos llevaban al final de la actuación. La interpretación vocal fue francamente buena, contribuyendo a una solidez sonora tan solo menoscabada ocasionalmente por el bajo eléctrico pero sobradamente apoyada por por guitarra y sintetizadores.
Los encargados de poner fin a la velada fueron Playa Espectral —con Marco aquí encargado de teclados y guitarra—, debutando en directo con una propuesta a caballo entre los sonidos de la movida y el death rock. La banda apostó por una puesta en escena desprovista casi por completo de solemnidad, optando en su lugar por un desenfado que alcanzó su máxima expresión durante la cita de «Bandido» —de Azúcar Moreno, nada menos— contenida en una «K.S.F.» que llegó cerca del final de su concierto. Pero antes pudimos disfrutar de canciones como las estupendas «Me evaporé», «Flor» y una inspirada versión de «Romeo’s Distress», de Christian Death, completando así una estupenda actuación que prácticamente me obligó a escuchar el primer EP de la banda al día siguiente-