Asistimos a la primera jornada de la visita a Madrid del Primera Fila Fest, un evento itinerante dedicado a la escena emergente.
Fotografía: Eva Sanabria
El pasado viernes 14 de octubre tuve la oportunidad de regresar al Moby Dick Club de Madrid con un pretexto tan interesante como la celebración del Primera Fila Fest, un evento al que le habíamos echado el ojo algún tiempo atrás. En su apetitosa programación convivían propuestas más asentadas con otras más noveles, todas ellas unidas bajo el paraguas de la escena emergente.
Pese a tratarse probablemente la banda más joven de las que participaban en la primera jornada del festival, Gorila Flo ya cuenta con un debut en formato de álbum —Escala para otro vuelo (autoeditado, 2022)—, previamente desgranado a través del reguero de sencillos usual en estos tiempos. Pese a contar con dos guitarras en su formación, estos instrumentos son empleados para aportar delicadeza melódica antes que exhibir músculo, dando lugar a una propuesta cuya intención es notoriamente pop, por más que sus canciones se resistan a someterse a la tiranía de los tres minutos de duración. Entre su repertorio destacaron una versión un tanto accidentada de «Luces de neón» —de Lori Meyers— y la estupenda «Electricidad».
Hace ya más de un año desde la primera vez que vi a Tú Peleas Como Una Vaca en directo —precisamente sobre el mismo escenario—, pero sus cimientos estaban tan firmemente asentados ya en aquel momento que el dúo ha experimentado pocos cambios desde estonces. A sus tres sencillos que inauguraron su discografía se les ha sumado un EP donde todas sus canciones tienen trazas de hit, gracias a unas sólidas bases electrónicas complementadas orgánicamente por guitarras de corte más bien funk y bajos de inspiración disco. Tras arrancar con la irónica «Me niego rotundamente a bailar reguetón» y seguirla con «Hechicera» y su versión de «I’m so Excited» —el clásico de The Pointer Sisters— llegó el momento de «Lo mío no es bailar». El título de este tema no es precisamente el manifiesto de un dúo tan fundamentado en el baile como en el sentido del humor, los dos pilares que sostuvieron un repertorio donde también brilló una «Postureo» más atrevida que en su versión de estudio y que culminó con los temas que a estas alturas ya podríamos calificar como clásicos «Dueles», «Vivir así es morir de amor» —de Camilo Sesto— y «Circo».
Sugarcrush fue la propuesta más netamente guitarrera de la noche, ofreciendo una muestra más de su buen hacer sobre el escenario gracias a una solidez instrumental apoyada además por las voces de sus tres componentes. El pop punk de los ciudadrealeños se crece en las distancias cortas y su sentido del humor se percibió ya desde el arranque con «Tu opinión», continuando con un repertorio donde los temas de su Discazo (autoeditado, 2019) se alternaban con sus sencillos más recientes. Entre estos últimos destacó la recién publicada «Dale calentito», la bajonera respuesta a Los Planetas titulada «Un mal día» y la desopilante «Josemari». Pero antes pudimos ver un inédito crossover en el que un par de los componentes de Marsella subieron al escenario para echar una mano a Sugarcrush con su «Tío mierda», dedicada como de costumbre a la gente que había decidido no asistir al concierto. Para el final la banda se reservaba la imbatible dupla formada por «El verano» —por una vez sin el habitual «disfraz» de Ramón García— y «Los festis», con la que echaron un metafórico cierre a su actuación.
Marsella fueron los encargados de cerrar la noche, si bien con una formación diferente de la que tuvimos ocasión de ver durante su paso triunfal por la última edición del festival Pulpop. La banda vuelve a contar con los servicios de un bajista, lo que le permite alcanzar una contundencia superior a la que nos tenían acostumbrados últimamente. Canciones como «Cuando me hundo» o su versión de Harry Styles retitulada «Ya no es igual» sonaron mejor que nunca, preparando el terreno para un estupendo fin de fiesta con el que concluyó la primera jornada del Primera Fila Fest.