Hablamos con Abel, vocalista, guitarrista y cara visible de Falsantes. La banda acaba de publicar No somos auténticos, su tercer trabajo.
Fotografía: Eva Sanabria
Vuestro primer EP data de 2016. ¿Cuáles son los orígenes del proyecto?
El origen de la banda está en mi colega Manuel —que ahora se autodenomina Kimeu Korg y se encarga de todos los diseños— y yo mismo. Comenzamos haciendo versiones y de ahí pasamos a hacer temas, pero sin ninguna pretensión porque somos pésimos instrumentistas: no es falsa modestia [risas]. En un momento dado propuse grabar bien las canciones que estábamos haciendo y en un fin de semana grabamos las canciones del EP Música falsa [autoeditado, 2016] en Alamo Shock con Guille Mostaza. Sólo habíamos hablado con él por correo electrónico y cuando llegamos a su estudio lo primero que dijo fue «¡Pero si sois unos viejunos!» [risas]. Sin embargo, todo fue fenomenal y la guitarra final de «Tonterías» fue una aportación del propio Guille a petición suya.
A partir de ahí seguimos haciendo temas, aunque Manuel decía que no quería volver a grabar un disco en su vida y negándose a tocar en directo. Pero tres años después teníamos mucho material y finalmente me puse a montar una banda. Grabamos El juego [autoeditado, 2020] y nos preparamos para moverlo por salas. Tocamos en Costello Club el 20 de febrero… y llegó la pandemia.
¿Cómo ha afectado la pandemia al proyecto? ¿Llegó a poner en peligro su continuidad o fue más bien un parón forzado?
Yo escribo todas las letras y la música la hacemos entre Manuel y yo. El proyecto desde un punto de vista creativo somos Manuel y yo, pero Miguel Losada y Javi Santana [guitarrista y bajista] aportan un montón y llevan todo el tiempo con nosotros. La pandemia supuso un parón y nos impidió dar a conocer El juego.
¿Y en qué momento os animáis a grabar No somos auténticos [autoeditado, 2023]?
Al principio ni siquiera teníamos una idea clara de que fuéramos a grabar un disco. Inicialmente hablé con Manuel Colmenero y quedamos en grabar tres temas. Le presentamos un montón y aunque le gustaron nos dijo que faltaban hits. Así que decidí recurrir a la mayor experta en hits que conozco: mi hija de quince años [risas]. Le pedí que me pusiera música que escuchara ella y a partir de ahí escribí «Intolerancia», «El placer de los sentidos» y «Oh diosa». Escribimos tres temas más mientras sacábamos singles y finalmente escribimos otros cuatro para que fueran diez y completar un álbum. Terminamos el disco en noviembre de 2022.
¿No habéis temido que un proceso tan prolongado pudiera hacer que el trabajo sonara demasiado disperso?
En las letras hay un nexo común, porque siempre trato de contar historias que no dejen indiferente a quien las escuche. Además todas las canciones nacen de Manuel y yo mismo, por lo que el hecho de que las hayamos grabado en distintos momentos no impide que tengan un origen común ni le resta coherencia al disco.

Siempre trato de contar historias que no dejen indiferente a quien las escuche.
¿Cómo os decidisteis por Manuel Colmenero como productor?
Los discos que ha hecho suenan maravillosamente y es un productor excepcional que enriquece tus canciones, exigiéndote que subas a otro nivel. ¡Aunque me costó convencerle de que entrara «Disco naranja»!
Las letras son sin duda un ingrediente fundamental de la banda, como prueba que en varias canciones haya pasajes de spoken word. ¿Se te quedan pequeñas las canciones como marcos en los que contar una historia?
El letrista es un pesado [risas]. Muchos grupos hablan de contar solo historias que han vivido, auténticas. Está bien, pero todo artista debe imaginar y ficcionar porque si solo contamos lo que nos pasa, nos perderemos un montón de cosas. Julio Verne no salió de Nantes en su vida, pero viajó a la Luna y al centro de la Tierra. Sin ser yo Julio Verne, canciones como «Julia» y «Turbia y tremenda» son algo totalmente inventado. Contar historias mola, pero nos gusta hacer música.
Muchas de vuestras canciones tienen un sonido muy reminiscente de la música disco, como «Oh diosa» y «Disco naranja». ¿Buscabais mostrar una faceta bailable en vuestro sonido?
Nos gusta huir de estereotipos y bailar es maravilloso. ¿Por qué cerrar tu mente cuando bailar es uno de los momentos más liberadores que puedes tener? Cuando bailas no solo escuchas la música, sino que la sientes. Eso sí, yo soy un pésimo bailarín [risas]
¿Y cuál es la música de la que procede vuestra inspiración?
Manuel es muy fan de la música de los setenta y hay un peso suyo muy fuerte en los temas más funk como «Disco naranja» y «Oh diosa», aunque también le gusta mucho el rock sinfónico de Pink Floyd, Genesis o Yes. Yo soy más ochentero y noventero y puedo tirar más hacia la música de The Cure, Depeche Mode, Radio Futura o Blur. Leon Benavente es un grupo que nos gusta mucho a los dos.
En «Turbia y tremenda» usáis autotune como un recurso estilístico y no con finalidad de corrección.
De hecho lo usamos también en «Intolerancia». Hay grupos que siempre hacen la misma canción, pero nosotros queremos sorprender. No digo que sea algo malo, pero son formas diferentes de entender la música. ¿Por qué usamos ese efecto? Para sorprender. Si queremos huir de etiquetas y encasillamientos, ¿por qué no vamos a usar recursos que están bien? Hay que estar abierto a nuevas ideas y experiencias, el problema es cuando se hace un uso exclusivo de algo: lo difícil es combinar.

Hay grupos que siempre hacen la misma canción, pero nosotros queremos sorprender.
¿Cuáles son vuestros planes de futuro tras la presentación de No somos auténticos?
Estamos cerrando fechas que daremos a conocer próximamente. El plan principal sigue siendo disfrutar, pensar en el próximo disco y tocar en directo todo lo que podamos.