Visitamos El Intruso por primera vez para asistir a la fiesta de aniversario de Not My Circus, quienes optaron por una celebración en directo junto a David Roma en la que no faltó la tarta.
Fotografía: Eva Sanabria
Pese a llevar años asistiendo a conciertos en la ciudad de Madrid aún queda un buen número de salas que no he visitado nunca, o incluso algunas de las que ni siquiera he oído hablar. Últimamente me ha dado por pensar que esto no se debe tanto a la todavía ingente oferta de música en directo existente en esta ciudad como a una cierta holgazanería por mi parte, que me hace circunscribir mis expediciones a un área determinada. Pero El Intruso se halla en una inmejorable —y céntrica— ubicación y no puedo atribuir mi casi total desconocimiento de esta sala más que a un azar al que nunca se le antojó que dirigiera mis pasos hacia ella. El motivo de esta primera visita fue la fiesta de aniversario de Not My Circus, a quienes ya habíamos podido ver en directo hacía poco más de un mes junto a Amy Jo Doh & The Spangles.
La inauguración de la velada del pasado jueves 8 de marzo correspondió al argentino David Roma, que comenzó su actuación guitarra acústica en mano y escoltado por un violinista y un percusionista equipado con un pad electrónico que posteriormente reemplazaría por un cajón. Esta formación de trío abrió fuego con el repaso de algunas de las canciones del repertorio del cantante y guitarrista, antes de abandonarlo momentáneamente para que ofreciera una interesante versión de «Personal Jesus». Su lectura del clásico de Depeche Mode contó únicamente con su voz, su guitarra y la pedalera a la que esta última iba conectada y que incluía un looper que empleó para grabar secuencias que servían de base sobre la que interpretar partes de la canción. Esta yuxtaposición de guitarra acústica y arsenal electrónico fue una constante en la actuación de Roma, destacando también un multiefectos empleado con bastante acierto para proporcionar armonías vocales en algunos pasajes.
Tras una canción más a la que se unió un intérprete de sitar —instrumento cuyo exótico timbre se habría beneficiado de un volumen algo superior— David Roma se lanzó a una interpretación de «Soy lo que soy», acompañado a la guitarra por Sebastián Ugazio. El concierto entró aquí en su recta final y el trío original volvió a reunirse sobre las tablas con «Qué me pasa con vos» para despedirse tras dos temas más. La de David Roma fue una actuación interesante, caracterizada por la combinación entre una apariencia superficialmente folk combinada con elementos de rock: una guitarra acústica distorsionada no es algo insólito pero sí algo lo bastante inusual como para resultar llamativo en el panorama actual.
Mientras tanto, el público había ido aumentando en número y cuando los componentes de Not My Circus subieron al escenario la sala estaba ya repleta. No hace mucho que tuve ocasión de presenciar en directo a este sexteto de composición multinacional —sus componentes proceden del Reino Unido, Chile, Australia y los EE. UU.— y, aunque en aquella ocasión no pude presenciar su actuación de principio a fin, estaba más o menos preparado para lo que iba a tener lugar en El Intruso. La formación de Not My Circus no es en absoluto convencional y, si bien en su nucleo encontramos los inevitables guitarra, bajo y batería, hay otros detalles que terminan de conformar una personalidad orientada hacia una concepción propia del pop en la que se dan cita elementos procedentes de una amplia variedad de estilos. Así, a los sintetizadores y al saxofón hemos de añadir las estupendas voces de los cantantes Sally Fazakerley y David Ernsberger como rasgos definitorios de su propuesta.
Apenas media canción fue todo lo que necesitó David para comenzar a sonar con total desenvoltura. Su nívea indumentaria —que abarcaba hasta la correa de la también blanca guitarra que empleó ocasionalmente— le hacía destacar entre sus compañeros de banda, si bien queda claro el carácter igualmente protagónico de su compañera a las voces, una Sally quien tuvo palabras para referirse al Día de la Mujer. «Pitiable Lover» fue el momento en el que la actuación alcanzó su velocidad de crucero, siendo sucedida por el interesante staccato de guitarra y las perfectas interpretaciones vocales de «The Dawn», justo antes de que llegara el momento de «One From the Lung» con el público coreando «now that we found hope». Esta ha sido la actuación de Not My Circus con la que más he disfrutado y, aunque el trabajo del técnico y la acústica de la sala desempeñaron un papel incuestionable en la calidad sonora, la banda ofreció un espectáculo perfectamente hilvanado, carente de los tiempos muertos que impidieron que su actuación en el Maravillas Club de hace unas semanas fuera todo lo que hubiera podido ser. Las canciones fluyeron sin pausa y el espectáculo ni siquiera se detuvo cuando David hubo de abandonar el escenario a la carrera para buscar un Ebow con el que interpretar la mencionada «One From the Lung».
Not My Circus están ultimando la preparación de su primer EP, pero por el momento estas serán las próximas ocasiones para verlos en directo:
- Barcelona: 14 de abril en Luz de Gas + The King’s Parade.
- Madrid: 15 de abril en Siroco + The King’s Parade.
